El pasado 13 de diciembre Verónica Forqué fallecía en su domicilio de Madrid. La noticia dejó a todo el país en shock y más después de verla en el programa ‘MasterChef Celebrity’, su último proyecto. Su hija María Iborra había pasado la mañana con ella, justamente al irse, su madre se encerró en el baño y decidió acabar con su vida. Fueron unos días especialmente difíciles para la joven. Ésta se ha refugiado en sus compromisos profesionales para sobrellevar la muerte de su progenitora.
Las Navidades estaban a la vuelta de la esquina y en estos días, donde las pérdidas duelen un poco más, María Iborra ha decidido olvidarse de ellas y ponerse a trabajar. Se la ha podido ver muy entretenida entre reportajes fotográficos y compromisos publicitarios.
María Iborra se olvida del fallecimiento de su madre con el trabajo
La DJ ha compartido en su cuenta de Instagram varias fotografías de su última viaje con la familia Playboy. La influencer presume de ‘look’ a pie de pista, antes de subirse al avión. Vestida con un minúsculo bikini de color negro y ataviada con unas orejas de conejito Playboy, María Iborra muestra su cuerpo 'tatuado' con el logo de la mítica compañía. La hija de Verónica Forqué trabaja para ellos desde hace años.
Este viaje tuvo lugar a principios del mes de diciembre, cuando Verónica Forqué todavía estaba con vida. Corresponde a la Miami Art Week. No obstante, la influencer ha decidido revelar las fotografías cuando se cumplen tres semanas de la muerte de su madre.
La vida de María Iborra no está exenta de polémica. Unas semanas antes de este viaje ya protagonizó una campaña de moda muy excéntrica. María es la estrella de Artificial Maruja, una firma de diseño que lanzó en noviembre la colección ExCommunication, que cuenta con rosarios católicos luminiscentes y lentillas blancas, un look bastante creepy y muy habitual en ella.
La joven se despidió de su madre en redes sociales con una publicación muy aplaudida. ”¿Por qué alguien no puede acabar con su vida, si es suya?", escribió. "Mi madre vino a dar luz. No se ha ido, solo está en otra habitación. No tiene cuerpo, pero su energía está más presente que nunca, porque ahora es omnipresente (...) Ella me enseñó que la muerte no existe, que la reencarnación sí; que el cuerpo humano es solo eso, un cuerpo, que transporta lo que realmente somos y viaja infinitamente por el universo”.