El pasado fin de semana Barcelona acogió de nuevo el rodaje de la sexta temporada de la exitosa serie ‘The Crown’, en Netflix. Debido al fallecimiento de la reina Isabel II, la producción paró las grabaciones. Ahora se han retomado y han causado un gran revuelo, y es que estos días se grababa la persecución de los paparazzis que acabó con la vida de Diana de Gales en un accidente de tráfico.  Cientos de curiosos se acercaron a la plaza Francesc Macià de Barcelona que se convirtió en un bulevar parisino.

Sin duda, este será uno de los episodios más esperados de la serie. Igual que en la vida real, Lady Di fue uno de los personajes más querido a nivel mundial y su trágica fuerte supuso un antes y un después en Reino Unido. A día de hoy todavía se habla de ella y las teorías que se esconderían detrás de aquel accidente. Sin embargo, faltará un año para poder disfrutar de este momento en la plataforma en streaming. Este mes de noviembre se estrena la quinta temporada.

Diana observa a los paparazzis

Los últimos momentos de Lady Di que no verán la luz en Netflix 

No obstante, sabemos que Netflix ha preferido omitir algunos detalles para contar esta historia. Una de ellas. Una fotografía distribuida por la oficina del Juez de Instrucción británico de la fallecida, en la que la protagonista aparece mirando por la ventanilla trasera del coche en el que viajaba con Dodi al Fayed momentos antes de pasar por el Puente del Alma de París, donde perdería la vida el 31 de agosto de 1997.

accidente diana

Otra imagen que Netflix omitirá es la fotografía tomada por Serge Arnall, donde se puede ver el coche donde viajaba Diana completamente destrozado. Desde ese trágico accidente han surgido todo tipo de “especulaciones y rumores”, como que la muerte de Lady Di fue provocado y ordenada por la propia Casa Real, y es que la última entrevista de la joven no gustó en absoluto a la corona.

El padre del empresario, Mohamed Al Fayed, ha mantenido durante todos estos años que la muerte de Lady Di y su hijo fue algo premeditado. Acusa a la familia real británica de matarles para que no se pudiesen dar el “sí, quiero”.