Fue el 20 de noviembre de 1947 cuando Isabel II, la entonces princesa, y Felipe Mountbatten, nuevo duque de Edimburgo, contrajeron matrimonio. La ceremonia tuvo lugar en la abadía de Westminster, contó con la asistencia de 2 000 personas de las cuales 10 eran monarcas. Se trató de la primera boda “royal” retransmitida a todo el planeta y una de las más impresionantes. Hasta el día de hoy se comenta que la entrada de la novia estuvo cargada de absoluta belleza y drama angelical. Sin embargo, antes de su matrimonio, la Reina tuvo un amor secreto e imposible. 

Isabel II tuvo una amiga íntima, su nombre era Alathea Fitzalan Howard, bisnieta del duque de Norfolk. En la época de la guerra, la finca del castillo de Windsor fue su hogar, por lo que estableció una gran amistad con la familia del Rey Jorge VI. Específicamente compartió juegos, clases de danza y dibujo con la que aquél entonces era la princesa Isabel y su hermana, la princesa Margarita. Esos años quedaron plasmados en unos diarios de Alathea que fueron publicados en 2020 por su sobrina política. Ahí detalla el amor que sentía la monarca por un guardia. 

Diario de Windsor: una infancia con las princesas es el nombre del libro donde se relatan algunas de sus aventuras. Lo más impresionante es conocer cómo lidió la madre del Rey Carlos III con sus sentimientos irrefrenables por otro hombre que no fue Felipe.  

El hombre que le rompió el corazón a Isabel II

En octubre de 1941, Alathea escribió en su diario que ella y la princesa Isabel estaban enamoradas del mismo oficial de la guardia, Hugh FitzRoy. Un joven de 22 años que en el futuro heredaría el ducado de Grafton. “Son excesivamente amables con él que uno puede preguntarse si tienen una idea detrás. Estoy segura de que él prefiere a Lilibet antes que a mí”, reflexionó en relación con la soberana de Inglaterra. Además de eso, también añadió que si la familia real consideraba aceptar que la princesa se comprometía con un plebeyo, podría acabar funcionando. 

Hugh FitzRoy e Isabel II
Hugh FitzRoy e Isabel II

Asimismo, reconocía no observar ni un atisbo de enamoramiento por parte de él. Y, pese a eso, igualmente contempló que eso no significaba que no se pudiera beneficiar de un arreglo. Más adelante, escribió acerca de una conversación que tuvieron en 1942. “Hablamos de Hugh y otros hombres, y en la privacidad de su habitación conversamos con más libertad que nunca”, apuntó. En esos momentos hablaron de sus futuras bodas y la primogénita de Jorge VI dijo: “Si realmente quería casarse con el hombre de sus sueños, se escaparía”. No obstante, su sentido del deber era más fuerte que cualquier pasión adolescente. 

Aunque ella “adoraba” al que sería duque de Grafton, su relación no trascendió. En cambio, él se casó en 1946 con Anne Fortune FitzRoy, que se volvió una dama de compañía de su alteza y confesó que no tuvo intenciones de desposar a la heredera del trono en ningún momento. 

Al final del camino, Isabel II creó su propia historia de amor con Felipe, que nadie pudo separar, excepto la muerte.