Hace poco más de un año, Francesc Arnau, exportero de Barça y Málaga, tras precipitarse a las vías de un tren con pasajeros en Oviedo, donde trabajaba como director deportivo del Real Oviedo. Después de tres meses de absoluto silencio por la muerte de Francesc, su viuda y madre de sus dos hijos, María José Camacho, rompió su silencio para explicar cómo fueron los últimos días a su lado. Habló de los motivos que le podrían haber llevado a tomar esta drástica decisión.

Pepa, como le llamaba él, lamenta no haberse podido despedir de él. Fue un adiós "sin anestesia". María José todavía no entiende cómo pudo suceder. "Ojalá hubiese podido despedirme de él. Le diría mil veces te quiero", reconoce durante una entrevista en el diario La Nueva España.

Francesc Arnau
Francesc Arnau

La viuda explica cómo fueron los últimos días de vida de Francesc Arnau. "Era ya casi mercado de fichajes y sé cómo funciona, el nivel de llamadas que hay y el estrés que puedes tener. Mi marido era muy perfeccionista con su trabajo. Empezó a dormir peor y yo le veía agobiado, aunque el equipo ya se había salvado. Me comentó algún problema en el trabajo, pero eran cosas normales. Estaba agobiado con los fichajes y con el mercado que se le venía encima. Ese día estaba solo en Oviedo", explica Camacho.

María José recuerda a Francesc Arnau con dolor 

María José Camacho no logra superar este trágico final porque no pudo decirle todo lo que sentía por él. Todavía lo recuerda con dolor y una profunda tristeza. Le hubiese gustado que, como la mayoría de personas, muriese por causas naturales y no de esta forma. "Siempre te queda el si hubiese dicho esto, si hubiese dicho aquello o si le hubiese llevado al médico. Esto no es un duelo normal. Cuando veo la pérdida de otras personas por un cáncer pienso para mis adentros que ojalá lo de mi marido hubiese sido eso", dice María José, asegurando que "esto es un trauma". También niega que su relación pasara por un mal momento: "No tenía discusiones con él”.

"El lunes tenía pensado ir a Madrid a FITUR y me dijo que no fuese. Si hubiese sabido que pasaba algo lo habría mandado todo a la mierda. Nunca imaginé lo que había, aunque le veía agobiado. Estaba desanimado. Cuando ganaron al Málaga y se salvaron estábamos en casa y vinieron varias chicas del Oviedo Femenino. Pedimos unas pizzas. Él estaba serio y decía que no había nada que celebrar", cuenta Camacho.

Y no dudó en recordar con especial ilusión cómo se enamoraron. "Era divertido, porque Arnau era muy introvertido y vergonzoso. Yo, en cambio, estaba loca de remate. Me hice un poco más tranquilita con el tiempo por él. Poco a poco me empezó a hacer tilín. Era guapete, alto y rubio. Me enamoró poco a poco y hasta el final, porque estuvimos 24 años juntos. Él siempre bromeaba con eso. Decía que le había costado más salir conmigo que ser futbolista del Barcelona”.