Mario Vargas Llosa estaba harto de las Preysler, y esta ruptura ha sido toda una liberación. Ahora reconoce que es feliz, rodeado de los suyos, con quienes ha recuperado toda la relación. El escritor no estuvo enamorado de Isabel Preysler, más bien fue “un enamoramiento de la pichula”, reconoce en uno de sus relatos. Se encaprichó de ella la primera vez que le entrevistó, en 1986, pero la reina de corazones en aquel entonces no se fijó en él, ya que no era nadie importante. Cuando se convirtió en premio Nobel y ella enviudó de Miguel Boyer, le sedujo.

Parecía una relación perfecta, nadie la podía tumbar, no obstante tenía demasiadas carencias. Mientras Isabel Preysler reveló que la ruptura se debía a “celos infundados” por parte del peruano, el premio Nobel desvela que pertenecían a mundos totalmente opuestos, algo obvio a simple vista. Mario Vargas Llosa odiaba el mundo de la farándula al que pertenecía tanto Isabel como Tamara. Estos últimos años, la hija de Carlos Falcó se ha convertido en una de las personas más famosas del país. Le llaman de todos los programas de televisión y la persiguen los paparazzis constantemente. Madre e hija han amasado una gran fortuna gracias a las exclusivas.

Tamara Falcó con la familia

En el relato ‘Los vientos’, Mario Vargas Llosa añade muchos tintes biográficos. Desvelaría algunas de las manías de Isabel Preysler que más le incomodaban, como su rutina de belleza que se prolongaba casi una hora. No es algo extraño ya que a la socialité le encanta cuidarse. Es una persona que vive de su imagen.

Mario Vargas Llosa odiaba las rutinas de belleza de Isabel y Tamara 

Destaca la manía de utilizar a todas horas cremas. “Después, cuando yo les pregunté por qué se preocupaban tanto por las cremas, los ungüentos, los afeites, los noté incómodos, como si hubiera violado un terreno íntimo. Luego de una larguísima pausa, uno de ellos murmuró: 'Nuestro cuerpo es sagrado y hay que cuidarlo'. Para ellos, en verdad, lo sagrado son las perfumerías y las farmacias”. Éstas se escandalizaban cuando Mario les confesaba que él no usaba ningún tipo de crema, ni tan siquiera cuando tomaba el sol. Se llevaron las manos a la cabeza. El escritor no entendía como podían gastarse gran parte de su dinero en cuidarse la piel. Ese que ganaban “por sus trabajos eventuales y por el mero hecho de existir”.

Mario Vargas Llosa biblioteca efe

Muchas cremas, pero Tamara Falcó no se cuidaba como es debido. Gracias a Mario Vargas Llosa solucionó uno de sus mayores problemas. Hace algunos años, la chef sorprendió a todos al engordar varios kilos. Ésta explicó que su aumento de peso se debía a un problema de salud. Le habían detectado hipotiroidismo. La colaboradora se puso en manos de especialistas, pero también hizo caso al escritor y se aficionó a la clínica a la que acudía todos los años con Isabel Preysler. Le enseñaron a cuidar su cuerpo por dentro y a conseguir unos hábitos saludables. De ahí llegó el gran cambio.