No es ningún secreto que la imagen de la familia real se ha visto gravemente afectada tras uno de los últimos escándalos de los duques de Sussex, Harry y Meghan, sobre el presunto racismo por parte de los Windsor, y ahora con el propósito de limpiar la reputación de la monarquía británica, el nuevo rey Carlos III ha encomendado a su hijo Guillermo de Inglaterra y su esposa Catalina a reconquistar a América.
Los nuevos príncipes de Gales finalizaron hace unos días su primer viaje oficial al extranjero desde la proclamación de Carlos III como el nuevo monarca de Inglaterra. El hijo mayor de Diana Spencer estuvo tres días en Boston como parte de su primera visita a Estados Unidos (EEUU) desde hacía casi nueve años.
El viaje tenía como objetivo público una ceremonia de premios medioambientales, sin embargo, su trasfondo, sospechan la mayoría de los medios, era cambiar el relato sobre la Corona que han impuesto el príncipe Harry y su mujer, Meghan Markle; uno que agredió la imagen de la familia real.
La misión de los Gales consiste específicamente en ofrecer la mejor imagen de una institución moderna, inclusiva, garante de la multiculturalidad y de los derechos individuales más avanzados con los que está comprometido el nuevo reinado de Carlos III.
Adversidades en la misión de rescate de la familia real
De acuerdo con El Mundo, la operación de rescate se ha enfrentado a muchas más adversidades de las que pudieron sospechar los príncipes de Gales. Para empezar, casi a la vez que aterrizaron en suelo estadounidense, estallaba en Londres el último escándalo que vuelve a asociar a la Monarquía con el fantasma del racismo.
Por tal motivo, Buckingham se vio obligado recientemente a forzar la dimisión en su cargo honorífico a Lady Susan Hussey, quien fue una de las damas de compañía de la reina Isabel II y es también una de las madrinas del propio Guillermo. La anciana aristócrata se había puesto más que impertinente al cuestionar que Ngozi Fulani, directora de la organización benéfica Sistah Space, fuera británica.
Para colmo, el episodio había tenido lugar durante la recepción que la reina Camila presidió para crear conciencia sobre la violencia contra las mujeres y las niñas, acto de trampolín de la consorte en sus nuevas funciones que derivó en escándalo.
Aunque los estadounidenses siempre han sentido fascinación por los Windsor; la reina Isabel II y Diana de Gales, fueron algunos de los motivos que impulsó a esta nación a sentir admiración por la Corona. Actualmente, el encantamiento ha ido desapareciendo tras las explosivas declaraciones que Harry y Meghan realizaron en marzo de 2021 a Oprah Winfrey durante una entrevista en la que se asentó la sombra del racismo sobre Palacio.
Al respecto, el príncipe Guillermo se vio obligado a gritar a los cuatro vientos: "No somos una familia racista".
Por otro lado, durante este importante viaje a Boston, Netflix aprovechó las circunstancias para lanzar el primer spot sobre el documental en el que los Sussex van a narrar su vida y que amenaza con desvelar todas sus experiencias con la monarquía británica a cambio de unos 100 millones de euros que la plataforma pagaría a los duques.