Carlos Sobera se ha convertido en uno de los rostros más mediáticos de la televisión. El presentador se ha mantenido en la pequeña pantalla desde la década de los 90. A diferencia de otros televisivos, su carrera ha sido un éxito en todas las cadenas de televisión. Se le recuerda por su levantamiento de ceja en ‘¿Quién quiere ser millonario?’. Presentador de concursos, aunque a día de hoy se ha centrado en los realities, un género en el que se ha sentido muy a gusto. El bilbaíno está muy contento con su contrato en Mediaset. El grupo de comunicación confía plenamente en él. Empezó dando sus primeros pasos en ‘First Dates’, donde lleva más de cinco años y más de 1.000 programas.
Precisamente, es en este programa donde cada día aparece una noticia nueva. El dating show no tiene mucho éxito a la hora de formar parejas, aunque en alguna ocasión ha acertado de pleno y ya hay algún que otro bebé surgido de esta unión.
En el último programa Rebecca fue una de las grandes protagonistas. La joven llegó al famoso restaurante con las ideas muy claras, busca un hombre que le pueda seguir el ritmo. Y es difícil. Se declara una fanática de la cirugía estética, sin un lugar fijo en el que vivir, y reconoce que de vez en cuando hace cosas que no debería.
Rebecca explica el motivo por el que rechazaría a un hombre
Tuvo una cita con Guilherme, un hombre apasionado por el sexo, es el 90% de una relación para él. "No podría vivir con una mujer que no me da sexo", apuntaba el comensal a su entrada. Al ver a Rebecca ha pensado que podría cumplir sus expectativas. La concursante también considera que el hombre podría dar la talla en la cama. Cree que los brasileños son apasionados y morbosos.
Carlos Sobera le ha preguntado a Rebecca sobre su hombre ideal. Asegura que tiene que ser una persona aseada. Siempre limpio y sin usar deportivas falsas. Sin embargo, ha confesado el verdadero motivo por el que realmente rechazaría a un hombre.
"Una polla lápiz, que es una polla muy fina y alargada, que da grima", apuntaba la comensal. Una opinión que comparte con sus amigas. "Una polla lápiz no es un pene, es una pena", señalaba.
Después de la cena han ido al reservado, y la complicidad ha ido más allá. Han jugado a las bolas del amor y les tocó darse un beso, pero Guilherme no sabía cómo actuar, así que Rebecca cogió la iniciativa. Al final ambos han decidido darse una segunda oportunidad. "Es alto, fuerte, moreno, rapado... lo que yo había pedido", aseguraba la soltera.