El padre Apeles se hizo muy popular a finales de los 90, principios de los 2.000 con sus colaboraciones recurrentes en ‘Crónicas Marcianas’, late night de Telecinco presentado por Xavier Sardà. Fue uno de los curas más conocidos, pero también el más polémico. Se tomó muy en serio su faceta de tertuliano y sabía perfectamente como hacer televisión, aunque no la hubiese pisado nunca. Se enzarzaba en todas las discusiones.
Su popularidad creció tanto, que incluso Telecinco se atrevió a concederle su propio programa, ‘Cita con Apeles’. Todas sus apariciones y polémicas le otorgaron una plaza como comentarista en GH VIP. Sin embargo, hace tiempo que permanece retirado de los medios de comunicación. En alguna ocasión ha concedido una entrevista al Deluxe, pero poco más. Actualmente está centrado en su carrera en el ejército.
Tras superar una fuerte depresión, ocasionado por sus años dorados en los platós, el polifacético cura reside en Roma, donde trabaja como investigador de la Historia de la Iglesia, compaginándolo con ser capitán reservista del Ejército de Tierra reservista de la Subdelegación de defensa, tal y como publicó el Diario Oficial del Ministerio de Defensa.
Tuvo una carrera de éxito en televisión en los 90, pero tras el fin de programas como ‘Crónicas Marcianas’, con su popularidad en auge, sufrió una profunda depresión que le hizo abandonar los medios de comunicación, pero por suerte consiguió salir de ese oscuro episodio de su vida.
El padre Apeles se retiró de la televisión por una fuerte depresión
Él mismo narró en el ‘Deluxe’ esta dolorosa etapa de su vida. “No tenía ganas de vivir. Tomaba muchos somníferos. Iba andando y me torcía mucho los pies. Llegó un momento en que solo tomaba las pastillas. Un amigo médico me inyectaba cortisona… Fue entonces cuando decidí ir al hospital”, comentaba en el programa de Telecinco.
La popularidad pudo con él, pero sin duda lo que más afectó al padre Apeles fue la grave crisis económica por la que pasaba. “He caído en la ruina con mi propio esfuerzo, me gasté todo el dinero de la televisión en viajes y libros”, aseguraba Apeles en esa misma entrevista.
La depresión del Padre Apeles fue bastante grave, ya que en su familia hay casos maniacodepresivos. "Empecé tomando pastillas para dormir. Luego, a mezclarlas con whisky para potenciar la sensación de letargo. Al final acabé sin querer levantarme de la cama", aseguró.
Cuando superó la enfermedad se trasladó a Roma. Y allí es donde compagina su trabajo en el archivo de la historia de la iglesia con su pasión por la música.