El papa Francisco es un gran amante de la música. En varios de sus sermones ha bendecido a los músicos y ha definido la música como "la armonía de la voz de Dios". Por eso decidió darse un paseo por el centro de Roma para visitar una tienda de discos, cuyos dueños son amigos de varios años del Pontífice argentino.
Francisco visitó el martes por la tarde la tienda Stereosound, a pocos pasos del célebre Panteón, en la Vía della Minerva, acompañado de un equipo mínimo de seguridad del Vaticano, que esperó al pontífice en la puerta de la tienda, mientras él hacía las compras respectivas y conversaba con los dueños del establecimiento.
"Fue una visita rápida, inmensa, grande, humana, maravillosa. No tengo otras palabras, de verdad no las encuentro", confesó emocionada Tiziana Esposito, hija de la propietaria de ‘Stereosound’. "Era su deseo venir a visitarnos. Ha sido un privilegio que nos escogiera. Algo maravilloso, que no suele ocurrir", añadió. "Venía como obispo, como arzobispo y como cardenal a comprar música clásica, para él o como regalo. Es un amante de la música, de la Ópera, de las voces. Ama en particular Wagner, eso se sabe", explicó Esposito. La amistad con los dueños de la tienda nació antes de ser elegido pontífice en 2013, debido a que se alojaba en una residencia para religiosos cerca del Panteón, y solía adquirir discos de música clásica. El papa Francisco bendijo el local, en el que se exponen discos de vinil de Maria Callas, colección de conciertos de la Deutshe Grammophon, y hasta el legendario disco de los Beatles "Dont let me down", al precio de casi 70 euros.
Varios policías del servicio de seguridad del Vaticano esperaron en la puerta del establecimiento sin perder de vista a los pocos taxistas y transeúntes que lo habían visto. Una multitud esperaba al papa Francisco fuera de la tienda para fotografiarlo y grabarlo. Nada más salir, el máximo jerarca de la Iglesia católica se subió a su coche para volver al Vaticano mientras gritaban: "¡Santo Padre, Santo Padre!".
Se trató de una nueva escapada del sumo pontífice argentino, realizada sin preaviso, tal como lo ha hecho en otras contadas ocasiones. En septiembre del 2015 acudió a una óptica de la Vía del Babuino, en pleno centro de Roma, para cambiar la montura de sus gafas. Asimismo, en diciembre del 2016 asistió personalmente a la ortopedia Fisioitop, en la calle del Gelsomino, en la zona de Gregorio VII, para comprar zapatos nuevos.
El papa Francisco ha mostrado siempre sensibilidad por la música y es amante del tango, como buen argentino. El año pasado envió un mensaje de aliento y esperanza a los músicos del mundo, por verse duramente afectados tras el confinamiento por la pandemia. El pontífice reconoció los "esfuerzos significativos" realizados por aquellos músicos que continuaron trabajando durante la pandemia a través de actuaciones virtuales o aisladas. Dijo que esos son "esfuerzos válidos" no sólo para la música en la iglesia, sino en las salas de conciertos y otros lugares, "la música es un servicio a la comunidad", puntualizó.