Mucho se ha hablado durante estos últimos años del estado de salud de Julio Iglesias, alejado de los focos en Miami. El cantante ha sido, es y será para siempre una de las estrellas del mundo de la música. Durante su larga trayectoria ha atesorado una importante suma de dinero. Sin embargo, el artista se ha visto salpicado por los Pandora Papers, la nueva investigación periodística del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) en la que han colaborado laSexta y El País, donde revelan la existencia de sociedades en paraísos fiscales de políticos, millonarios, deportistas y artistas de más de 90 países.
Julio Iglesias aparece vinculado a una estructura de una veintena de empresas offshore en las Islas Vírgenes Británicas, cuyos orígenes se remontan a mediados de la década de los 90, con el objetivo de organizar su patrimonio.
Julio Iglesias ha invertido su patrimonio en el sector inmobiliario
Según Forbes, Julio Iglesias podría tener algo más de 800 millones de euros. Estas cifras le colocarían como una de las 30 personas más ricas de España. Consta como el director de 19 compañías offshore en un documento interno del despacho de abogados Trident Trust, del citado archipiélago caribeño, fechado a finales de 2017. En 15 de ellas, también aparece como directiva su mujer.
Julio Iglesias lleva vinculado al mundo de la música más de 40 años y muchas de sus ganancias las ha invertido en el sector inmobiliario. En Punta Cana posee varias urbanizaciones, campos de golf, hoteles y hasta un aeropuerto internacional.
Su mansión en Punta Cana la compró por 24 millones de dólares. En 1999 tuvo que reconstruirla en su totalidad después de ser arrasada por un huracán. A ésta se suma su lujosa casa en Indian Greek, una isla ubicada al norte de Miami, que le costó 15,2 millones de dólares y su finca 'Cuatro lunas' en Ojén, Marbella.
También cuenta con una isla en Bahamas de un valor incalculable. Además de casas también cuenta con una cadena de restaurantes, una marca de vodka, la línea de cosméticos Cover Girl, unas bodegas del vino espumoso denominado cava en los que invirtió 35 millones de dólares, y un avión privado que adquirió también por 35 millones de dólares.