El pasado mes de abril, la reina Isabel II asistió al funeral de su esposo, el duque Felipe de Edimburgo, con quien estuvo casada por más de 70 años. El duque falleció a pocos días de cumplir su centenario y durante los actos fúnebres se podía observar a la reina en solitario, mientras recordaba y despedía a su marido.
Sin embargo, en días recientes se pudo conocer algunos detalles de la reina durante el funeral del duque. El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, ofreció una entrevista para ITV de Gran Bretaña, donde recordó algunos detalles que se vivieron en la capilla de San Jorge en el castillo real de Windsor.
Los tiempos de pandemia han derivado nuevos protocolos con relación a los actos fúnebres, no obstante, la reina, quien se mantuvo distante del resto de la familia para salvaguardar su salud, decidió no retirarse al culminar el funeral y darle la bienvenida a unos familiares lejanos que habían asistido al funeral de Felipe de Edimburgo.
“Recuerdo a la reina sola. Recuerdo los momentos de silencio. Para mí, (esto) como mucho de lo que veo de Su Majestad, es su ejemplo personal (...) Sé que después del servicio se suponía que se iría a descansar -por supuesto, está en sus 90s-, pero vio a algunos primos lejanos que habían venido de lejos. Así que antes de irse a descansar, insistió en ir a hablar con ellos para hacerlos sentir bienvenidos”, indicó el arzobispo en la entrevista para ITV.
La reina Isabel II sufriendo en soledad con los protocolos del covid
Además, con gran conmoción, añadió lo siguiente: “Esta es una persona de la que toda su vida dice -y es un mensaje muy importante en esta crisis- ‘no se trata de mí, se trata de los otros’. Fue un momento muy emotivo. Todavía lo es, porque lo veo y pienso, qué extraordinario regalo es Su Majestad para este país y para este mundo, particularmente en momentos de crisis. El humor. La generosidad. Lo abnegada”.
Esta nueva mirada contrasta mucho con la fotografía de la reina Isabel II presenciando a solas el funeral de su esposo, dado que a pesar de que las medidas de protección ante la pandemia fueron extremadamente rigurosas, la reina demostró que sigue siendo el pilar de la familia, la persona encargada en reconfortar a todos los miembros de la familia quienes también sufrían por la pérdida de un ser querido, demostrando su entereza y su fuerza y sobre todo el amor hacia su familia.
Tan solo 30 miembros de su familia pudieron despedir al duque de Edimburgo en la capilla de San Jorge, pero millones de personas, en la distancia, acompañaron a la familia real en el duelo por la pérdida del compañero de vida de la monarca británica.
La reina acompañó a su marido en su último adiós en un coche que encabezaba el cortejo fúnebre, detrás del féretro iban sus hijos: Carlos, Ana, Andrés y Eduardo, quienes iban caminando en compañía de los nietos de la reina: William de Cambridge, Harry de Sussex y Peter Phillips, el hijo de la princesa Ana.