En contra de todo pronóstico, Carlos III, hijo de Isabel II es rey, algo que no se esperaba del todo debido a la buena salud de la que gozaba la reina. Muchos apuntaban a que por su edad, Carlos III tendría que abdicar a favor de su hijo, el príncipe Guillermo, el cual está en mejor posición para ser rey dada su edad. Sin embargo, como Carlos III mantiene su lucidez y también una buena salud, ha decidido aceptar la corona y con esto el título de rey.
Sin embargo, no es un título que solo le corresponda a él, pues su esposa, Camilla Parker-Bowles también es reina y ha sido coronada tal y como debe ser. Esto, sin embargo, ha traído pequeñas dosis de polémica de todas partes. Por ejemplo, una de ellas es que no se sabía muy bien qué título tendría la esposa de Carlos III, pero Isabel II despejó estas dudas antes de su fallecimiento asegurando que le correspondía el título de “reina consorte”, cosa que el actual rey ha obviado en su totalidad y le ha dado el título de “reina” a su esposa sin más. Pese a esto, podemos imaginar un panorama en el que Camilla Parker-Bowles no fuera nombrada reina, ya que fue un problema al que se tuvo que enfrentar Carlos III con su actual esposa hace muchos años.
La iglesia no admitía bodas de divorciados siempre que el ex cónyuge estuviera con vida
Tal como has leído, esta era la regla máxima de la iglesia anglicana inglesa, una regla que no se podía faltar en lo más mínimo, mucho menos siendo de la realeza. El matrimonio siempre ha sido visto como algo muy sagrado en todas partes, sobre todo en Reino Unido, y es por eso que no se podía permitir que Carlos III se casara con Camilla Parker-Bowles.
Directamente el problema no era por el príncipe, sino por su esposa. Esta también estuvo casada y se divorció luego para estar con el hijo de Isabel II, lo cual hacía un poco complicada su relación con Carlos III. Sí, el príncipe de Gales estuvo casado con Lady Di, pero esta lamentablemente falleció en el terrible accidente del que todos tenemos constancia. Sin embargo, el ex cónyuge de Camilla Parker-Bowles seguía con vida y esto impedía su relación matrimonial con el rey.
De hecho, el mismo arzobispo de Canterbury habló al respecto de forma dura, afirmando que, si Carlos III se casaba con Camilla, las cosas podrían acabar mal con la iglesia y que eso supondría que él no pudiera ser heredero. Así es, hasta el futuro título de Carlos III peligraba. Sin embargo, en 2005 tal ley se revocó, por lo que tanto el príncipe de Gales como su pareja se pudieron casar de forma civil en ese mismo año, aunque fue una boda mínima, en la que no se esperó muchos invitados para hacer todo mucho más íntimo.