La historia que se esconde detrás de la mala relación entre Rocío Carrasco con sus familiares, entre ellos Ortega Cano y sus dos hermanos, Gloria Camila y José Fernando, es más extensa de lo que parece a simple vista. Cuando Rocío Jurado vivía la relación era buena, sin embargo, cuando murió todo cambió. Se abrió una brecha imposible de cerrar.
Ortega Cano confesó hace un tiempo en ‘Viva la vida’ que ya no sentía absolutamente nada por Rocío Carrasco. “Ya no quiero a Rocío Carrasco. Tampoco la odio, pero no existe ese cariño ni la relación que hubo en sus tiempos”, confesaba Ortega Cano. Parece que la herencia de Rocío Jurado habría sido el principal motivo del distanciamiento de Rocío Carrasco con sus familiares, y más bien son ellos los que se alejaron de ella. Entre muchas cosas, ya que era la heredera universal, la mujer de Fidel Albiac se hizo con una de las casas favoritas de la cantante, la de Miami, propiedad que decidió vender por 900.000 euros. Tal y como confirmó Antonio Rossi en El programa de Ana Rosa, Rocío Carrasco cortó todo tipo de relación con Ortega Cano en cuanto pudo vender la vivienda.
Rocío Carrasco no dejó nada a nadie. Se lo llevó todo ella. Ni tan siquiera los hijos de la joven tenían recuerdos de su abuela, así lo confesó la propia Rocío Flores. “Esa niña tendría que tener algo, un vestido, un traje o algo”, sentenciaba Rosa Benito en Ya es mediodía. Al final fue el Maestro Joao quien se acercó a la influencer para regalarle un pañuelo que le dio Rocío Jurado en vida.
Rocío Jurado temía que Rocío Carrasco no dejase nada a sus nietos
Según varios testimonios, Rocío Jurado no quiso incluir a sus nietos en el testamento para que Antonio David Flores no se llevase nada de ella. Terminaron con muy mala relación. Ella confiaba que Rocío Carrasco les diese a sus hijos algún recuerdo de su abuela, siendo ella su madre. Sin embargo, no esperaba que la mujer de Fidel Albiac también se iba a distanciar de sus hijos.
Esto llegó a pasar por la cabeza de Rocío Jurado y finalmente, en los últimos días de su vida, pidió cambiar el testamento para irse tranquila y asegurar algo a sus pequeños. Sin embargo, no estuvo a tiempo. “Yo sé que ella sabía que había hecho algo mal, y me dijo: ‘cuando llegue a España necesito hacer un cambio’, pero no dio tiempo. No tuvo vida para tirar para adelante, que es lo que a ella le hubiese gustado”, explicó la colaboradora en Ya es mediodía.