Durante el último año, la princesa Charlène de Mónaco ha estado envuelta en un sinfín de polémicas debido a su estado de salud, su ausencia en el principado y su larga estancia en una clínica de salud mental en Los Alpes. Sin embargo, pese a que todo apuntaba a que la vida de la princesa estaba tomando su rumbo nuevamente, lo cierto es que una nueva controversia la ha colocado bajo el foco mediático.

Se trata de su estrecha relación con el padre William McCandless, su confesor, quien ha sido acusado de varios delitos relacionados con actos de pedofilia y posesión de vídeos subidos de tono de menores de edad. De ser declarado culpable de algunos de estos cargos, el confidente de la princesa Charlène podría enfrentarse a una condena de hasta sesenta años en una cárcel en Estados Unidos.

Según ha trascendido, el sacerdote se está enfrentando a una acusación por descargar de páginas de internet prohibidas, miles de fotografías y vídeos donde se evidencian actos lascivos con menores de edad. El material audiovisual fue descargado en Mónaco y se presume que el padre las llevó a Estados Unidos, lugar donde se llevará a cabo el juicio. Además de los actos impúdicos contra los niños, también se evidencian actos de abuso y tortura, convirtiéndose en un agravante del caso por el contenido tan cruel y las imágenes.

William McCandless

Al momento, el sacerdote de confianza de la princesa Charlène de Mónaco, William McCandless, se encuentra bajo arresto domiciliario en Estados Unidos, debido a las pruebas presentadas por los investigadores a cargo del caso. Según el informe de la investigación, un ex empleado del sacerdote descubrió las carpetas con todas las perturbadoras imágenes en un antiguo ordenador que le pertenecía a McCandless, motivo por el cual decidió acudir a la policía para alertar sobre el presento caso de pedofilia por parte de un miembro activo de la iglesia católica. Las autoridades le confiscaron al padre su teléfono móvil y dos ordenadores para ahondar en la investigación. El juez Edward G. Smith ha ordenado que el juicio comience el 10 de junio de 2022. Mientras el padre espera la fecha para las deliberaciones, estará en libertad bajo fianza, pero solo se le permitirá salir de su casa en momentos determinados y bajo estricta vigilancia policial.

Este escándalo podría compararse, en cierta medida, con el del príncipe Andrés, duque de York, de Reino Unido, quien fue acusado de abuso de menores y se sometió a un juicio mediático que le costó sus títulos nobiliarios y militares. Asimismo, este caso es muy cercano a la casa real monegasca debido a que el padre fue testigo del nacimiento de los hijos de la princesa Charlène y el príncipe Alberto II. Además, fue el sacerdote encargado de oficiar la boda entre el hermano de Charlène, Gareth Wittstock y Roisin Galvin. El vínculo entre McCandless y los Grimaldi era tan fuerte que incluso llegó a tener una oficina permanente en el Palacio Real del principado de Mónaco.