Son muchas las personas que piensan que la fama te abre muchas puertas. Pero lo cierto es que no es oro todo lo que reluce. En muchas ocasiones no es fácil gestionarla ni llevar un día a día con normalidad. Y es que la fama tiene consecuencias.
Y si no que se lo pregunten a Carlota Boza, más conocida como Carlota Rivas de la serie 'La que se avecina' de Telecinco. De hecho, Desde Outdoor ya le han preguntado. Y la joven ha reconocido que salir con José Luis Gil y compañía en la popular serie le ha generado algunas situaciones complicadas de sobrellevar.
La adolescencia de Carlota Boza ha estado marcada por la fama
Cabe decir que Carlota Boza ya se inició en el mundo de la televisión siendo una niña. Protagonizó diferentes anuncios. Y apunta en la entrevista que siempre le ha gustado posar delante de las cámaras. Empezó a los seis años.
Pero ha sido a partir de su aparición en ‘La que se avecina’ cuando su fama ha aumentado en gran medida. Algo que ha intentado sobrellevar con normalidad. Apunta Boza que nunca ha querido que ello le afectara. Y que a pesar de que se ha perdido muchas quedadas con amigos, ha intentado en la mayor medida disfrutar de lo que le tocaba a su edad. “Reconozco que ese ritmo a veces se nos ha hecho un poco duro porque igual mis compañeros salen, se toman una cerveza, hacen vida social y yo no puedo porque tengo muchas cosas que hacer. No paro”, apunta la joven actriz.
Sin embargo, tener que renunciar a sus encuentros con amigos y conocidos no ha sido el único inconveniente. Apunta la intérprete de Carlota Rivas que no le gusta estar escuchando todo el día su nombre y tampoco centrar todas las miradas. Y que ello le ha generado situaciones como no poder ir sola a la cafetería de la universidad en dos años.
Los momentos más difíciles llegaron cuando fue a la universidad
“La fama es algo con lo que he vivido siempre porque al final con seis años ya me empezó a reconocer la gente por la calle. Antes eso lo llevaba bien. Y, de hecho, cuando di el paso a la pubertad todo fue más discreto”, cuenta Carlota. “Pero luego salió otra temporada en la que ya se veía que había cambiado y me volvieron a reconocer un montón. Ahora mismo es bestial y, bueno no lo llevo mal, pero sí que es verdad que en la universidad sí que ha sido más duro”, añade. “Tardé dos años en ir a la cafetería. Todo el rato escuchaba mi nombre por los pasillos y me daba hasta casi paranoia”, confiesa la actriz.
No obstante, la artista apunta que ha conseguido gestionar estas situaciones incómodas. Aunque todavía hay situaciones que no le gustan. “Ahora estoy muy bien. He hecho muy buenas amistades que me apoyan mucho. Que me pidan una foto no me importa. Lo que no me gusta es que me graben o el estar escuchando todo el rato mi nombre”, reconoce.