Mientras Iker Casillas sigue montando líos en las redes sociales, Sara Carbonero sigue adelante con sus proyectos. Y lo cierto es que desde que no está con el de Móstoles, sus negocios van como un tiro. La influencer se está haciendo más rica sin Iker.
Iker Casillas sigue teniendo comportamientos extraños en Twitter. El ex de Sara Carbonero volvió a liarla en la red social esta semana después de publicar un mensaje extraño. “Qué ganas de pegarme siete tiros en los testículos”, escribió Casillas, en un mensaje que guardaba un gran parecido con otro que publicó Ibai Llanos.
Una publicación que llegó días después de que a Iker, presuntamente, le hackearan la cuenta de Twitter. Eso es lo que Casillas aseguró que había ocurrido cuando apareció aquel mensaje en el que confesaba que era gay. “Espero que me respeten: soy gay”, se podía leer en su perfil, en un mensaje al que Carles Puyol respondió que era “el momento de contar” lo suyo. Unos mensajes muy desafortunados.
Mientras Iker Casillas protagoniza actitudes cuestionables en las redes, Sara Cabonero se hace más rica
Como decíamos, Iker publicó horas más tarde que le habían suplantado, en una aclaración que pocos se creyeron. “Qué pronto has recuperado la cuenta” o “lo que te han hackeado es la cabeza”, le escribieron algunos usuarios. El comportamiento de Iker empieza a preocupar a muchos de sus seguidores. Y es que muchos consideran que Iker no tiene un rumbo claro en la vida desde que se separó de Sara Carbonero.
La toledana, en cambio, sí atraviesa un buen momento. Tanto personal como profesional. En lo personal sigue adelante con su relación con Nacho Taboada, un músico zaragozano vocalista del grupo Panamera. Y en lo profesional ha logrado que su empresa Slow Love haya subido como la espuma.
Corría febrero de 2015 cuando Carbonero, junto a Isabel Jiménez y Mayris, pusieron en marcha Slow Love SL, una empresa que comercializaba ropa de distintas marcas así como algunos diseños propios. Pero las cosas empezaron a torcerse pronto. Un año después Mayris desaparecía de la ecuación, mientras que los ingresos estaban lejos de lo esperado. En 2020, último año en el que Sara e Isabel estuvieron al frente de la empresa en solitario, cerraron el ejercicio con 122.000 euros en números rojos, con un patrimonio de 305.000 euros.
Slow Love remonta en el sector empresarial
Pero entonces llegó Tendam, propietarios de Cortefiel, y se hicieron con buena parte del control de la empresa. Y el resultado no ha podido ser más positivo. “Podríamos ser la portada de un disco, pero no… Felices de poder compartir que ya somos parte de la familia Tendam. Isabel y yo seguiremos al frente de la dirección creativa de Slowlove y continuaremos apostando por la moda 100% sostenible y esa filosofía tan nuestra del ‘slow life’. Gracias a Tendam, pero, sobre todo, al equipo Cortefiel por confiar y creer en un proyecto tan bonito y ser parte ahora de su dirección operativa”, publicó entonces Sara en las redes sociales, presintiendo que habían tomado una buena decisión al vender parte de la empresa. Un presentimiento que estaba en lo cierto.
Porque en 2021, Slow Love cerró con unos beneficios de 714.455 euros y un patrimonio neto de 1.747.953 euros. Y todo ello mientras tanto Carbonero como Jiménez han podido centrarse en la parte que más les gusta de la empresa: el diseño. Ambas son directoras de la parte creativa.