No hay vuelta a atrás. Parecía que Isabel Preysler se había librado de Íñigo Onieva, pero finalmente se ha dado una nueva oportunidad con Tamara Falcó, y en esta ocasión definitiva. El empresario reconoció su infidelidad a la marquesa de Griñón y ambos pusieron punto y final a su relación de dos años. La colaboradora televisiva aseguraba que nunca más volvería con él, pero estaba demasiado enamorada. En Navidades, una época más mágica, donde muchas personas están más vulnerables, el diseñador de coches se le acercó en la Misa del Gallo y la conquistó. Se perdonaron. Decidieron darse una segunda oportunidad. Sin embargo, lejos de ir con calma, Tamara Falcó retomó todos los planes de boda antes de la ruptura. La joven se casará este verano.
Isabel Preysler ha estado al lado de su hija en todo momento, tanto cuando salía con Íñigo Onieva como cuando rompieron. No obstante, la ex de Mario Vargas Llosa no perdona una infidelidad. La mentira es lo peor para ella e Íñigo ha traspasado todos los límites con su hija. No le vale el perdón. La empresaria es demasiado rencorosa. Apoya este enlace por amor a su hija, pero nada más. Si fuese por ella querría tener al empresario bien lejos de su vida. No se fía de él, y ya le ha advertido que le vigila muy de cerca.
Isabel Preysler no puede ver a Íñigo Onieva
La tensión entre Isabel Preysler e Íñigo Onieva es palpable a simple vista. Volvió a estar presente en el nuevo encuentro entre ellos por la pedida de mano a Tamara Falcó. La joven quiere vivir este momento único como un cuento de princesas en el que ella es la protagonista de la historia. La marquesa de Griñón está muy emocionada y nerviosa por el gran día. La boda está cada vez más cerca, pero este sábado 22 de abril ha celebrado, junto a algunos familiares de ambas partes, la pedida de mano. El invitado de excepción ha sido el padre del empresario de ocio nocturno.
La pedida de mano se ha celebrado en la lujosa vivienda de Isabel Preysler en Puerta del Hierro. Su hija le ha pedido el favor porque es mucho más grande que el piso en el que ella vive con Íñigo. No le ha quedado más remedio que aceptar.
Las familias por fin se conocieron y disfrutaron de una noche única. Isabel Preysler no tiene muy buena relación con la familia de Íñigo Onieva, creen que no están a la altura. "En mi familia somos mucho de discursos. No sé si por la de ellos pero por la nuestra les va a caer. Y prepararos para la boda. Es que nos encanta un micro”, dijo Tamara Falcó el pasado jueves. Son una familia de formalismos.
Isabel Preysler cruzó pocas palabras con la familia de Íñigo Onieva y con el propio empresario. Solo contestó para darle la mano de su hija, aunque dijo sí, por su cabeza solo pasaba el no.