Hace exactamente 120 años, el bisabuelo del Rey Felipe, Alfonso XIII, cumplió 16 años y asumió ‘de facto’ la Corona española al cumplir su mayoría de edad, jurando la Constitución en el Congreso de los Diputados. A diferencia de la mayoría de los monarcas, Alfonso XIII fue Rey desde el día de su nacimiento, dado que su padre, Alfonso XII, murió de tuberculosis a los 27 años cuando la reina María Cristina, su esposa, estaba embarazada de apenas tres meses, por lo tanto, nació siendo hijo póstumo. Nació con una corona, pero la perdió rápidamente por sus terribles decisiones políticas y por el despilfarro excesivo de los bienes de la corona española en los inicios del siglo XX.
En los primeros 17 años de la vida de Alfonso XIII, su madre fue la regente de la corona. La reina María Cristina ostentó la monarquía parlamentaria bajo la supervisión y guía de los líderes de los dos partidos que generalmente se turnaban en la presidencia de gobierno: los liberales de Sagasta y los conservadores de Cánovas. Aunque la Reina María Cristina no disfrutaba del todo de su título, el amor de su hijo y su buen desempeño como regente le permitió mantener los honores de reina consorte a través del primer decreto firmado por Alfonso XIII. “Quiero dar a mi madre testimonio de mi entrañable afecto… disponiendo que durante toda su vida conserve el rango y los honores de reina consorte”.
A pesar de que el rey era bastante listo no era lo suficientemente culto como la mayoría de los reyes. Además, tenía una afición desmedida por la milicia, aunque de una forma un tanto ingenua, lo que no le permitió anticipar el inicio de una traición y el inicio de una guerra civil. Era políglota, carismático y hedónico, motivo por el cual quiso elevar la calidad de vida en España al modernizar algunas cosas para que estuvieran al mismo nivel que las principales potencias europeas, como la creación de un lujosa sucursal de un hotel Ritz en Madrid, por ejemplo.
Alfonso XIII recibió formación de rey/soldado en la prestigiosa escuela militar británica de Sandhurts y eso lo incentivó a participar en la política, lo que sería su mayor perdición. El Rey Alfonso XIII decidió confiar en dos militares que fueron parte fundamental en la historia contemporánea de España: Primo de Rivera, que ejerció una dictadura desde 1923-1930 con el apoyo del rey, y Francisco Franco, uno de los personajes más recordados de la historia política de España en los últimos años por el inicio de la Guerra Civil Española. “Elegí a Franco cuando no era nadie, él me ha traicionado y engañado a cada paso”, indicó Alfonso XIII cuando asumió que Franco no le devolvería el trono después de haber ganado la Guerra Civil, afirmando que él es “un rey en paro”. Después de salir de España, Alfonso XIII se dedicó a viajar por el mundo, derrochando su fortuna en hoteles cinco estrellas y restaurantes lujosos de Europa, la India y Oriente Medio.