“De tal palo, tal astilla”, así podríamos referirnos a la supuesta doble vida del príncipe Guillermo y las acusaciones de infidelidad a Kate Middleton al tener como mejor ejemplo a su padre, el rey Carlos III, quien durante todo su matrimonio con Lady Di mantuvo un amorío con su actual esposa y reina consorte del Reino Unido, Camilla.

Hace algún tiempo, cuando la princesa de Gales se encontraba embarazada de su tercer hijo, el príncipe Louis, comenzó a correr el rumor de una supuesta infidelidad de su marido con una conocida aristócrata de su círculo íntimo de amigos. Inmediatamente, los medios internacionales hicieron eco de esta noticia y el matrimonio tan sólido de Kate y Guillermo estuvo muy cerca de terminar en divorcio, así que Kate decidió tomar cartas en el asunto al exigirle a su esposo que se alejara completamente de esta mujer.

De acuerdo con unas fuentes anónimas, la tercera en discordia es Rose Hanbury, una millonaria aristócrata británica, más conocida como la marquesa de Cholmondeley. Según publicó la revista ‘In Touch’, Kate confrontó inmediatamente a Guillermo, quien negó las acusaciones al afirmar que se trataba de una vil mentira. Sin embargo, Middleton no estaba convencida con esa respuesta, por lo que le prohibió a su marido seguir socializando con Hanbury, expulsándola  de su exclusivo círculo social.

El heredero al trono británico fue captado bailando con una misteriosa mujer en una discoteca

De acuerdo con los vídeos y las fotografías tomadas por los paparazzisGuillermo fue captado bailando y besando a Hanbury, una ex modelo británica y esposa del marqués de Cholmondeley, en una discoteca. Estas imágenes se viralizaron rápidamente y en muy poco tiempo ya se hablaba sobre el ‘affaire de Guillermo’ con una amiga muy cercana a su esposa Kate. De hecho, ambas mujeres pertenecían a un selecto grupo conocido como los ‘Turnip Toffs’ de Norfolk, una especie de cofradía en la que varias parejas de la alta sociedad británica se reúnen para cenar, ir de pesca o simplemente jugar juegos de mesa.

Después de esta noticia, Kate hizo todo lo posible por ‘desterrar’ a Hanbury de todos los eventos oficiales de la monarquía, pero por recomendación de la Corona tuvo que desistir de esta idea, dado que si dejaba de invitarla solo conseguiría aumentar los rumores de infidelidad en su matrimonio, por lo que Hanbury siguió frecuentando a los Windsor, pero siempre muy lejos de los príncipes de Gales.

Además, Kate y Guillermo tomaron la decisión de emprender acciones legales en contra de los medios que publicaron el supuesto vídeo del príncipe engañando a Kate, por lo que decidieron contratar al bufete de abogados ‘Harbottle & Lewis’ para que escribieran una misiva desmintiendo estos rumores. “Además de ser falsa y altamente dañina, la publicación de especulaciones falsas sobre la vida privada de nuestros clientes también constituye una violación de su privacidad en conformidad con el Artículo 8 de la Convención Europea de Derechos Humanos”, escribió el equipo legal de los príncipes de Gales en el comunicado oficial.