Los Kennedy se convirtieron en una de las familias más poderosas de Estados Unidos en el siglo XX junto con los Rockefeller. El mito de que por sus venas corría sangre real recorrió todo el país norteamericano, logrando que la población sintiera respeto y admiración por sus raíces nobles. Después de algunos años, la familia se hizo aún más popular con la incursión de varios de sus integrantes a la política del país, siendo John F. Kennedy uno de los presidentes más aclamados de la historia estadounidense. Sin embargo, los escándalos y el rumor de una supuesta maldición desencadenó que los miembros de esta acaudalada familia sufrieran, en su gran mayoría, un trágico destino.

Joseph y Rose Kennedy tuvieron nueve hijos, pero ninguno se encuentra con vida en la actualidad, ya que Jean Kennedy Smith fue la última hija en fallecer a la edad de 92 años en el año 2020. No obstante, quien sí está con vida es la cuñada de John F. Kennedy, Ethel Skakel, de 94 años, quien fue la esposa del fiscal general de los Estados Unidos desde 1961 hasta 1964, Robert Kennedy. Lamentablemente, Robert Kennedy también tuvo un final trágico como el de su hermano, dado que fue asesinado en 1968 por Sirhan Sirhan, mientras se encontraba en plena campaña presidencial.

Ethel y Robert Kennedy

Ethel Skakel nació en una familia muy acomodada en la sociedad estadounidense, dado que su padre fundó la ‘Great Lakes Carbon Corporation’, empresa dedicada al negocio del acero. Estudió en Manhattanville College of Sacred Heart, donde conoció a Jean Kennedy, el último vástago de los Kennedy, y se hicieron mejores amigas.

En 1945, Robert Kennedy estaba saliendo con Patricia Skakel, pero después de conocer a Ethel en unas vacaciones en Quebec, decidió comenzar una cercana amistad con ella que terminó en boda en el año 1950. A pesar de que su familia era republicana (partido contrario al demócrata de los Kennedy), ambos congeniaron muy bien porque tenían otras cosas en común.

Estuvieron 18 años casados y tuvieron 11 hijos, de los cuales aún hay 10 con vida a excepción de David, quien murió a mediados de la década de los 80 por una sobredosis de drogas a los 28 años. Su nieta Saoirse también murió de una sobredosis accidental a los 22 años, uniéndose así a la famosa maldición de los Kennedy. En 2009, vendió su mansión en el estado de Virginia por 8.25 millones de dólares, mudándose a una casa adyacente a la mansión del complejo Kennedy, ubicada en Hyannis Port en Massachusetts.

Ethel junto a su hija

A pesar de no ser una Kennedy de nacimiento, Ethel cuenta con el respeto de todos los seguidores del partido demócrata al formar parte del equipo directivo de las campañas políticas de John F. y de Robert Kennedy. Además, apoyó a su esposo con su lucha en contra de la desigualdad social entre ricos y pobres y pretendía hacer una campaña en contra el racismo. Después de la trágica muerte de su esposo, ella prometió que nunca más volvería a casarse, cumpliendo su palabra a día de hoy.