Hace cuatro años, el mundo despidió a una de las mentes más prodigiosas en el mundo de la física, Stephen Hawking. Además de su importante contribución a la comunidad científica debido a sus conocimientos en física teórica, Hawking también se convirtió en un ejemplo para millones de personas debido a su tenacidad y sus ganas de vivir.

A los 21 años, el científico fue diagnosticado con esclerosis lateral amiotrófica, una enfermedad incurable y con una esperanza de vida de tan solo un par de años. Sin embargo, el científico británico rompió todas las reglas de los posible al vivir 55 años con esta enfermedad, siendo la persona más longeva en vivir con este padecimiento. A pesar de sus limitaciones físicas, el científico logró hacer historia con sus conocimientos y vivió una vida plena, ya que se casó dos veces y tuvo tres hijos con su primera mujer, Jane Wilde. Hoy en día Robert, Lucy y Timothy, recuerdan a su padre y han encontrado la manera de encontrar su propio espacio lejos de la sombra del nombre de Stephen Hawking.

Stephen Hawking y sus hijos

Robert, el mayor de los hijos del científico, fue quien pasó más tiempo ayudando a su madre a cuidar de él. Ese hecho hizo que su relación con su padre fuera bastante peculiar, ya que cuando pequeño no se sentía lo suficientemente valioso para Hawking.

"Mi padre nos dijo muchas veces lo orgulloso que estaba de que fuésemos sus hijos. En ese momento yo no sabía cómo responder, no tenía cosas nombradas en mi honor como la radiación Hawking, pero, con el tiempo, y tras convertirme en padre, me di cuenta de que existe un orgullo inherente a un padre que quiere a sus hijos y que le quieren a él. Papá, estoy muy orgulloso de ti también como padre", escribió Robert en una carta de despedida cuando la familia anunció su muerte. Aunque el primogénito de Hawking intentó ser físico, prefirió decantarse por la ingeniera de sistemas, profesión que lo ha llevado a trabajar en la compañía de Bill Gates, Microsoft.

Robert Hawking/ Agencia

Lucy, la segunda hija de la pareja se inclinó al periodismo, y fue ella quien ayudó a su padre a escribir varios de sus libros de física, incluyendo “La Clave del Universo”, uno de los libros de física teórica más exitosos en los últimos años. Asimismo, la periodista trabajó para diversos medios como “The Times”, “The Guardian” y “The Telegraph”. El único hijo de Lucy nació con autismo, hecho que la llevó a comprometerse con la defensa de los derechos de niños con capacidades especiales, convirtiéndose en la vicepresidenta del National Star College.

Timothy, el último hijo del científico, fue el que menos disfrutó de la presencia de su padre, pero es indudable que heredó su sentido del humor, ya que, para pasar tiempo de calidad juntos, el menor de la familia programaba palabrotas en el ordenador de su padre para que él pudiera expresarse como quisiera. En la actualidad se desempeña como ejecutivo de LEGO y recuerda a su padre como una persona muy divertida que le fascinaba el ajedrez y las carreras de Fórmula 1.