La separación más mediática del año, la de Pep Guardiola y Cristina Serra, no se sabe exactamente en qué punto se encuentra. Según el paparazzi que los ha seguido por Barcelona, Gustavo González, han estado juntos parte de la Semana Santa, viviendo bajo el mismo techo en la casa familiar de Pedralbes y han pactado conservar las alianzas de boda en la mano e intentar reconciliarse si Pep se compromete a volver una vez por semana a Barcelona para pasar tiempo con su mujer y su hija pequeña, Valentina, que con 17 años es la única que queda al hogar familiar. Las tres mujeres Guardiola han sido las más afectadas por la separación. Cristina que se esperaba que el marido volvería ya a vivir con ella dejando el City, la hija mayor Maria que tiene sus padres en un pedestal pero sintoniza especialmente con su madre y lo ha visto sufrir. Y la pequeña Valentina que con 17 años solo ha visto a su padre triunfante al fútbol pero viviendo poco en casa. En el Instagram de Maria Guardiola la primogénita ha escondido una foto, que nadie ha visto porque está dentro de una recopilación de 10 o 12 fotografías de moda, donde aparece un mensaje oculto para Pep: las tres mujeres Guardiola, la madre y las dos hijas, abrazos. Un mensaje de unidad y de familia. Parece que le envían un mensaje al grande ausente, Pep Guardiola: juntos somos mejores. La foto es preciosa:

Cristina Serra abraza a Maria y Valentina, Instagram

La que mejor sale de la foto es Valentina, la hija más desconocida de la familia, arriba Maria y sus labios carnosos y al medio la madre, el palo de pajar de la familia, la persona que tiene cuidado y ha pagado los platos rotos de un marido que toca la excelencia con el fútbol. Valentina es la niña, su hija pequeña, la que lleva el nombre del abuelo paterno, el Sr. Valentí Guardiola. Es la Valentina que va creciendo y ya tiene 17 años. La semejanza entre la madre y las dos hijas es cada vez más evidente. Son fotogénicas sin esfuerzo, tienen bastante con una sonrisa. La Valentina como Màrius es miope así que luce unas gafas de pasta negra sofisticadas que le otorgan un aire todavía más intelectual, si es que a los hijos de Pep no fueran ya sobrados.

El entrenador sufrió la muerte prematura de su madre y en casa las mujeres son mayoría. Cristina, Maria y Valentina, tres gotas de agua unidas por el orgullo que les produce Pep y ahora heridas por la mala situación de la pareja. Pep es una persona tocada por un poder que pocos tienen: hacer feliz a muchísima gente. El precio quizás ha sido alto, hacer menos felices las tres mujeres de casa, y los dos chicos, Pep y Màrius. Una familia que trata de rehacer los puentes rotos. Ojalá salgan adelante.