Día sí, día también. La historia de amor entre VOX y los principales programas informativos españoles no tiene fin. Todos pisan el acelerador y reservan un trocito de su escaleta para seguir blanqueando a los ultraderechistas liderados por Santiago Abascal. La última parada del tour le ha llevado a visitar el programa de Susanna Griso, donde no ha escatimado con fanfarronadas, ideas de bombero y una visión tan desfasada de la realidad que hace daño sólo de escucharla. Ah, sí, y una buena dosis de cinismo cuando habla de los rivales políticos. Rivales que tendrá muy cerca en el Congreso de los Diputados, especialmente a uno que ama (no tanto como a Rivera, claro): El portavoz de Esquerra Republicana, Gabriel Rufián, a quien tendrá que mirar el cogote durante 4 años después de haber sido colocados en el gallinero de la cámara.

La ubicación de la bancada ultra ha sido un elemento más para la victimización de los de VOX, inaugurando (una vez más) la barra libre de su desprecio a todo aquello que no huela a "una grande y libre". Y en esta tómbola, Rufián tiene siempre casi todos los números. ¡Siempre toca!. Abascal, al gran provocador, le ha acusado... de ser un provocador. Un "y tú más" de manual, que ha ampliado con una valoración de gran estadista: "Sabe poco de política". En casa Griso, encantados, por descontado. Y es que los de Antena 3 ya habían caldeado el ambiente con las declaraciones de Gabriel comparando el tratamiento que se da a La Manada, y el que reciben los presos políticos catalanes: "No puede ser que haya cinco violadores en la calle y nueve demócratas en la cárcel". Eso, que es una verdad como un templo, ha ido mutando en herejía según iba pasando por los filtros de Susanna Griso, primero, y de Santiago Abascal, después.

@santi_abascal

Y como aplaudir, legitimar y espolear a reaccionarios se ha convertido en el deporte mediático nacional, todos vitorean al gran provocador. Es el típico chivato de escuela, que denuncia en otros todo aquello que lo define. Porque, sí, Abascal es un provocador que de política no tiene ni idea. Sabe de otras cosas, que no son política. Todas ellas empiezan con el golpe de estado de un dictador con bigote, a quien conocen bien, y a quién añora exageradamente.