Eva González mantenía una cordial relación con Lucía Rivera, la hija de Cayetano Rivera y Blanca Romero, fruto del primer matrimonio del torero. La presentadora era consciente de algunas de las revelaciones de la joven en su columna para La Vanguardia. A través de estas vivencias que han sido todo un éxito, la ex de Marc Márquez publicará el próximo 22 de marzo con la editorial Espasa su primer libro, ‘Nada es lo que parece’.

"Los abusos -psicológicos- que sufrí en mi primera relación acabaron siendo físicos en la segunda. Ahora que me paro a pensarlo, reconozco que fui la víctima perfecta, casi hecha a medida, una niña con muchos abusos interiorizados, los celos posesivos, los insultos y los refuerzos intermitentes", relata.

Lucía Rivera efe

"La primera vez ni siquiera la recuerdo bien, porque fueron muchas, cada vez más. Siempre lo excusaba achacándolo a que estaba drogado y entendí que esa era una manera 'normal' de relacionarse, que yo sería capaz de hacerle cambiar, que la culpable era yo... Pero las peleas aumentaban de mes en mes, ya no solo con él, sino con todo mi entorno. Sus infidelidades, que no fueron pocas, consiguieron hacerme cada vez más pequeña y me llenaban de ira", confiesa la joven de 24 años en su libro, que recoge The Objetive. 

Lucía Rivera no denunció por miedo

Profundiza en los episodios más horribles de su vida. "Siempre defendí a Aitor a capa y espada. No sé por qué, pero aseguro que sentía verdadera admiración por él. Recuerdo sus ojos, fuera de sus órbitas, ensangrentados con rabia, y el ceño fruncido mirándome fijamente mientras exclamaba todo tipo de amenazas y me agarraba el cuello contra la pared. Sentía una especie de muerte dentro de mí, tenía moretones hasta en las orejas, y no, nunca se me pasó por la cabeza tomar medidas legales”.

Lucía Rivera

Y desvela por qué no denunció en aquel momento. "No lo hice por miedo, por miedo a que él pagara las consecuencias y, sobre todo, por miedo a las consecuencias que podría pagar yo. (...) Aprender a amar en ese contexto acaba contigo. Nadie te da ninguna lección hasta que lo vives. Es jodidamente complicado recuperarte. Sacó la peor parte de mí para después usarla en mi contra y hacerme sentir culpable de sus golpes. Incluso sentía que los merecía y los asumía en forma de castigo. Me hizo pedacitos y me construyó a su manera".

Entre sus páginas también habla de los riesgos de la fama, los peligros del mundo de la moda y los problemas de salud mental.