'Masterchef' celebró un capítulo trepidante y difícil. Los aspirantes las pasaron canutas. Las sorpresas llegaron muy temprano: la primera prueba tenía castigo, una eliminación directa. Con los nervios descontrolados, la escogida fue la china Jiaping, que lo encajó con deportividad y un talante modélico. ¿Cómo le pagaron su generosidad? Con una última ronda de chistes de tufo racista, un clásico. Fue el momento 'cuñao' de la noche. A la de Shanghái le acompañó la barcelonesa Amelicious, expulsada durante la prueba final. No era su mejor día, y lo acabó pagando. Afortunadamente no sufrió tanto como otra catalana que continúa en el talent culinario, aunque con heridas de guerra: Meri.
Las pruebas de exterior de esta edición están destacando por una situación indeseable: los accidentes. La mezcla de nervios, inexperiencia, inconsciencia y mala suerte ha hecho que los servicios médicos tuvieran que intervenir para socorrer a los concursantes. La de anoche, sin embargo, fue algo más grave. Uno de los cocineros, Fran, iba corriendo de un lado a otro por los fogones y resbaló cayéndose al suelo, provocando un efecto dominó muy peligroso. Impactó con María, que cargaba una olla llena de agua a alta temperatura. El líquido se derramó salpicando a la propia María en el brazo y, de rebote, a Meri en una oreja. Se vivieron momentos de tensión extrema, con varios aspirantes haciendo primeros auxilios, los chefs alarmados y ayudando, y finalmente, la entrada de los sanitarios. Ambas acababan escaldadas, entre lágrimas y gritos de dolor. Tuvieron que abandonar la competición, pero afortunadamente se recuperaron para la parte final del programa.
Un detalle llamativo de esta situación tan peligrosa: la actitud de Fran, causante de la cadena de desgracias. En vez de pedir perdón o echar una mano a las heridas, siguió comi si no fuera con él, excusándose con tono de víctima "me he escurrido, ¿eh"?. No parece un mal tipo, pero no estuvo nada fino. Poca empatía.