El culebrón de TV3 sigue siendo la única ficción que emite la cadena. Com si fos ahir es el último reducto de los actores catalanes para popularizarse y que su carrera se vea transformada. Eso lo puede relatar de una manera muy especial la única actriz que aparecía tanto en el primer culebrón de TV3, Poble Nou el año 1994, y que ahora ha vuelto al séptimo culebrón de mediodías de la cadena, que durará como mínimo hasta 2024. Han pasado 30 años entre las dos series y Gemma Brió sigue allí, entrando dentro de las casas de los espectadores cada sobremesa. Ella sí que puede decir que todo es como si fuera ayer.
Gemma Brió tenía 21 años cuando fue fichada para un formato nuevo, inédito en España, exportado de Latinoamérica. Se lo inventó Pepitu Benet i Jornet. Capítulos de 30 minutos, grabados en un día, con decorados de cartón piedra y pocos exteriores, tramas truculentas, protagonismo coral y finales angustiantes. La actriz interpretaba a Anna, la hija de los Aeguader, la familia de barrio a quien tocaba la loto y se compraban un supermercado. Hija del Antoniu y Rosa, míticos Miquel Cors (ya difunto) y Margarida Minguillón (jubilada). Brió era hermana de dos actores que ahora son estrellas: Joel Joan y Quim Gutiérrez. Ahora vuelve al culebrón de TV3 treinta años después con un personaje relevante de la nueva temporada de CSFA.
Gemma Brió ha llorado esta semana en el capítulo abrazando a su hijo en la ficción. Un momento que algunos espectadores habrán vivido con especial emoción. Gemma Brió sufrió en su vida personal la peor tragedia que una madre puede tener que soportar: se le murió un hijo cuando era un bebé, tenía 15 días de vida. El niño sufría parálisis cerebral. Ahora la actriz tiene otro hijo de 13 años y ha gestionado aquel drama con terapia y convirtiendo aquel episodio íntimo en una obra de teatro. El jueves por la noche la entrevistó Eloi Vila en T3. Un tema delicado. Vila está obsesionado en hablar de la muerte de los padres dentro de aquel coche. Consigue hacer llorar a muchos VIPS cuando les pregunta por la muerte de un progenitor. Es ley de vida. Esta vez es radicalmente diferente: No es ley de vida, es una monstruosidad que no tiene nombre. Brió no es viuda, no es huérfana, no tiene nombre: es la que se le ha muerto un hijo.
Así que Vila no le pregunta por el hijo muerto directamente sino a través de un subterfugio, la obra de teatro que hizo a partir de aquella muerte. Es marca del programa de Vila: no podía tener a Brió y no abordar este drama personal. Hizo buena audiencia, un 6,3%. Gemma Brió: "Como actriz y creadora me gusta abordar temas incómodos, desgarradores. Hace 13 años escribí una obra de teatro, Liberto. La escribí un poco por necesidad. A partir de aquí surgió una compañía que hace obras propias. Escribí aquella obra no como terapia. Cuando escribo la obra mi terapia ya está hecha. Sin quererlo cuando uno se dedica a un arte es imposible no mezclar vivencias personales a la ficción. Tuve ganas, necesidad que aquella experiencia se convirtiera en teatro. No quería explicar mi vida sino partiendo de la situación particular ir a lo universal. Entonces no se hablaba tanto de estos dolores, de luto, de salud mental. Fui de las primeras en hacer autoficción y después fue un boom. En teatro nunca se había hablado de la muerte de un bebé". Delicadamente Eloi Vila no repregunta. La reflexión de Gemma Brió se queda aquí. Los espectadores tuvieron necesidad de saber más, de cómo alguien puede soportar aquel dolor. Muchos fueron a visitar el Instagram de la actriz para encontrar una foto con su otro hijo. La pareja de Gemma y padre de sus hijos es el también actor Norbert Martínez. La dirigió en Llibert, como no podía ser de otra manera.
Quien quiera saber más puede recuperar la obra donde se explica que el bebé sufre un ahogo durante el parto que le provoca daños cerebrales y muere dos semanas después. Eloi Vila sabe que la actriz no se siente cómoda enfocando el drama desde el punto de vista familiar e íntimo y pasa de puntillas. Cambia a un tópico: el efecto boom de los culebrones en los actores. Brió: "Con Poble Nou no pude ir por la calle, no poder coger el metro tranquilamente, no poder ir a la Patum sin ser el foco de atención. A mí me gusta mi intimidad y fijarme mucho en la gente. Soy chismosa y entonces no lo podía hacer. A los actores nos gusta que se nos reconozca pero entrar cada día en casa de la gente se creen que eres de la familia y todo el mundo con quien te cruzas te dice alguna cosa. Yo era muy joven. Tenía 21 años". Ahora tiene 51 años. "Es una buena edad, pero siempre es mejor ser joven. Estás de vuelta, hay muchas cosas que te resbalan. Saber que no puedes gustar todo el mundo. Me afectaba no contentar a todo el mundo, las críticas, cuando ves que no acabas de gustar. En general antes todo se me afectaba mucho más". En otro momento de la conversación Brió habla de la muerte, de la de su hijo y de la de ella: "Todo es un camino y el camino que he vivido es el que me ha llevado hasta aquí. Quiero morir en un escenario, pero cuando sea vieja ¿eh? Toquemos madera". La muerte que puede llegar sin avisar.