La gran mayoría de barceloneses y barcelonesas conoce a Ada Colau desde 2009. En aquellos años formó parte de la creación de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Una entidad que se ganó la simpatía de buena parte de la ciudadanía. La Colau hablaba muy bien, valiente, comprometida, incluso ofreciendo espectáculo. ¿Cómo? Disfrazada de superheroina, con una capa y un antifaz, luchando contra buitres y especuladores, defendiendo a los menos favorecidos. Aquella etapa marcó su ascenso al poder. Creó Guanyem Barcelona, que después se convertiría en Barcelona en Comú, partido con el que ganó las elecciones de 2015. Se convirtió en alcaldesa de la ciudad. Todo el mundo aplaudía, todos le tenían muchas esperanzas. Todo tenía que cambiar. A mejor, claro. Lástima que la realidad no acompañe a este relato, cuando menos para muchos vecinos y vecinas.
Sí, lo sabemos. A pesar de haber despertado muchas antipatías, Ada sigue siendo alcaldesa. Retuvo el cargo en 2019 a pesar de perder en las urnas contra Ernest Maragall, de ERC. Los pactos la salvaron. Uno muy polémico con aquellos de los cuales renegaba en público: Manuel Valls y la marca blanca de Ciudadanos. Una alianza antiindepe con el unionismo más recalcitrante y paracaidista: no parece la mejor tarjeta de visita de una campeona del progresismo, pero sus votantes son los que la tendrán que juzgar. Los que no la votan tienen clara su opinión, un sentimiento alimentado con episodios y polémicas diversas. La última, la que protagonizó en la Universitat Pompeu Fabra en un acto con estudiantes de periodismo. Una de ellas le preguntó por la ropa que llevaba, pero no por fisgoneo: es parte de su investigación, le interesa la relación entre política y moda. Y claro, como la alcaldesa ha cambiado tanto de forma de vestir desde que ocupara el despacho principal de Sant Jaume, la cuestión era pertinente. No así el enfado de Colau, que la despachó de malas maneras.
Las formas de Colau contra una estudiante de periodismo que le preguntó por su forma de vestir
Colau dijo: "Me sabe mal que una mujer me pregunte por mi manera de vestir y no lo responderé. Preguntar sobre cómo me visto y categorizar cómo me visto está fuera de lugar. Me visto como me da la gana, básicamente". La estudiante quedó sobrepasada por la tensa situación. No se lo merecía. La alcaldesa se disculpó posteriormente, sí, pero lo que quedará para siempre es este ramalazo tajante y exagerado de alguien que, supuestamente, representa el diálogo y tantas cosas más. Pues bien: aquel incidente todavía colea para una periodista y tertuliana de TV3 para la que la relación entre la política y la moda lo es todo. Es su campo de acción favorito, su especialidad: hablamos de Patrycia Centeno, a la que siempre leemos y escuchamos con atención.
Patrycia Centeno, experta en política y moda, le devuelve la pelota a la alcaldesa
Centeno recupera un vídeo del Tik Tok de la alcaldesa (sí, Tik Tok, un espacio mucho más amable que Twitter ) del pasado mes de septiembre desde el Saló de Cent del Ayuntamiento. Lo hace porque la alcaldesa que no quiere hablar de qué prendas de ropa lleva en su indumentaria habla precisamente de eso, de vestuario. Bueno, de complementos como la banda roja que utilizan los concejales para casar a los ciudadanos. Un vídeo, ¡milagro!, en catalán (con subtítulos en castellano), en el que dice esto: "He descubierto, cuándo empecé a ser alcaldesa, que me gusta mucho casar. No me lo habría imaginado nunca pero es una de las cosas más bonitas que hacemos en el Ayuntamiento". Autobombo: cásate con Ada Colau, nunca lo olvidarás. Patrycia mete el dedo en la llaga: "Luego no le preguntéis por el significado de la banda roja ni para qué o cuándo se la pone que se enfada". Touché.
Con Colau se puede hablar de todo, pero con una condición: que le apetezca. Si no es asíla llevas clara