Telecinco empieza a recoger algunos frutos de su estrategia con el reality 'Secret Story'. Como no es ni mucho menos el éxito de la temporada, han ido haciendo pequeñas modificaciones y fichajes para sacudir el avispero. No es que estuviera demasiado tranquilo, la verdad, como demostró Sofía Cristo agrediendo a otro concursante, el tertuliano Miguel Frigenti. Pero en Mediaset impera una máxima; cuanto más gritos, más audiencia. A más enfrentamientos, más 'share'. Por eso incorporaron a la casa a una vieja gloria del formato como Adara Molinero, famosa por sus líos sentimentales, por una personalidad molesta y, sobre todo, porque no deja a nadie indiferente.
La expulsión de la hija de Bárbara Rey abrió las puertas del cielo a la productora: podían hacer que Adara, teóricamente invitada sólo por unos días, se quedara de forma permanente y revolucionara el ambiente con sus formas, ataques y ganas de tocar las narices. La apuesta ha salido bien, porque ha hecho que las audiencias se reaviven (ayer hizo líder a Telecinco con un 15'5%) y ha puesto la casa patas arriba, perturbando a más de uno. En este apartado los señalados son dos que cuentan como uno: el dúo musical Gemeliers, una de las sorpresas de casting. Jesús y Daniel Oviedo, supuestos 'buen rollistas', han perdido la careta. Y su rostro real no es angelical.
La relación entre los gemelos y la madrileña empezó mal, pero empeora cada segundo. Uno de los motivos, las bromas nocturnas de Molinero, gritandoo y despertando al resto de concursantes de madrugada. Conscientes de esta enemistad y oliendo la sangre, el programa los sometió a un cara a cara donde se tenían que decir las verdades sin intermediarios. Y aquí salió el gordo, dejando al presentador Carlos Sobera (que se come todos los marrones de esta edición) alucinado e indignado. El origen fue el comentario de los cantantes sobre su enemiga, acusándola de ser "poco limpia" en el día a día: no recoge platos, no limpia y no pega ni sello. Adara se ofendió y mucho, "por aquí no paso", pero no consiguió hacerles cambiar de idea ni de términos. De hecho, cuando dieron la conversación por acabada y fuera de cámaras, las palabras fueron más gruesas: "¡Guarra"!
Adara, que tampoco es una santa, aprovechó la ocasión para hacerse la afectada y explicar a toda la casa la bonita descripción de la pareja. Sobera se solidarizó con ella, deteniendo momentáneamente el desarrollo del directo para abroncar a los autores de este ataque, lanzando una advertencia con calificativos severos. "Tengo que hacer una observación, será la primera y la última vez que lo haga: no se permite a nadie dirigirse a ningún compañero con palabras malsonantes ni con insultos. Lo de guarra ha sobrado; es una pasada indecente y espero que no se vuelva a repetir". De cara a la galería queda bien, pero la realidad es otra. Y muy distinta-
Lo que no es ningún secreto es que la esencia de los realities de Mediaset son los encontronazos. Y si son pasados de vueltas, mejor. No engañan a nadie.