Un plató de televisión convertido en escenario de guerra. Un colaborador que entra 'a matar' para desmontar una historia. Una invitada acorralada y fuera de sí que acaba en la enfermería. Presentadores, directores y tertulianos que se ven sobrepasados por las circunstancias, y tienen que parar el programa cada dos minutos para intentar reponerse. Este sería el resumen de la noche que vivió el programa de Jorge Javier Vázquez, Sábado Deluxe, que entrevistaba a Adara Molinero, ganadora de 'GH VIP' y protagonista de uno de los culebrones más absurdos de su dilatada historia. La joven, que abandonó a su pareja y padre de su bebé por Gianmarco Onestini durante el reality de Mediaset, para después romper con él, amagar con reconciliarse con su ex, volver a traicionarlo en directo y ahora, romper con el italiano, que ha huido a su país de origen durante el confinamiento por el coronavirus, pagó su insensatez altiva después de provocar a un enemigo peligroso: Kiko Matamoros. La reyerta fue de traca.
Molinero tenía que explicar los motivos de su inconsistencia vital, pero en vez de mantener un perfil bajo, se dedicó a atacar al calvo exrepresentante poniendo a caldo a su pareja. Más le hubiera valido callar, porque además de estar definiéndose a sí misma, provocó la cólera de Matamoros, despiadado cuando le pican. Toda la porquería de la joven, propietaria de un establecimiento de manicura y aspirante perpetúa a vivir de la tele, quedó al descubierto: despedida como azafata por conflictiva, aficionada a mentir de forma compulsiva, victimista y lo que la sacó de quicio: los tratos ocultos con su ex en torno a la figura de su bebé, y que habría incumplido aprovechando que el hombre, Hugo Sierra, es actualmente concursante de 'Supervivientes'. Adara, enfurecida, se levantaba de la silla y le espetaba: "¡Hijo de puta!". Abandonaba el plató con un ataque de ansiedad, y tenía que ser atendida por los médicos de Telecinco y una psicóloga. El programa no sabía qué hacer, enviando colaboradores como Maria Patiño a intentar consolarla, pero estaba destruida. Incluso tenían que cortar una videollamada, donde sólo se escuchaban los gemidos desesperados y preocupantes de Adara. El desconcierto, absoluto. Y la red, alucinada.
Mucho rato después la protagonista volvió al plató llorando desconsolada y atacando a su verdugo: "Mi hijo se sagrado. Ha sido ruin, bajo y asqueroso. Me había avisado de que me iba a cagar y así ha sido". Matamoros, más tarde, lamentó la situación pero sin dejar de zurrarle: "Su situación psicológica no es la mejor." El estilo Matamoros, al 100%. Adara, quizás la tele no es para ti.