En la vida, hay dos tipos de personas: las que se creen el ombligo del mundo, que cuando van arriba y abajo no hacen ningún esfuerzo por integrarse, ni aprender las costumbres, la lengua o la cultura del país que las acoge, y que pretenden que todo se haga según lo que ellas conocen. Y después, las que son todo lo contrario: personas con voluntad y ganas de empaparse de todo aquello que hay en un lugar nuevo, de saber la cultura, la lengua y las costumbres de allí donde te toca ir a vivir, de respeto por un sitio que no es el tuyo. Entre los primeros tipos encontramos una lista larguísima, con algunos nombres de ilustres personajes que por sus santas narices se niegan, por ejemplo, a una cosa tan de sentido común como sería aprender una nueva lengua. De casos de personas que han venido a Catalunya y siguen diciendo: "En español, que no le entiendo, esto es España o ¿qué pone en tu DNI?", sabemos, por desgracia, muchos. Afortunadamente, hay personas que piensan todo lo contrario. En el programa El Foraster, por ejemplo, hemos visto dos casos recientemente, cuando Quim Masferrer visitó La Granadella y se encontró con un marroquí, Abde, o cuando fue a Sant Pere Pescador y charló con la Mamarena, una senegalesa que llegó en el 2004 y que reclama que "a mí me gusta mucho hablar el catalán y me gustaría que la gente siempre se dirigiera a nosotros en catalán. Siempre nos hablan en castellano al principio":
Mamarena nos emocionó con su reivindicativo discurso. Que nos hablen en catalán, le pedía a Quim cuándo se encontraron. Que la gente, cuando la vea le hable en catalán, que ella está encantada de aprenderlo, y de hablarlo. Y un caso similar al de ella es el que nos hemos encontrado en el Atrapa'm si pots. El concurso presentado por Llucià Ferrer, una de las apuestas de TV3 para las noches, antes del Està passant, continúa con paso firme ahora que lo hacen cada día de lunes a viernes. Y una de las concursantes más emblemáticas y entrañables de los últimos tiempos es Maite. Una concursante, sin embargo, a quién desgraciadamente tenemos que despedir, porque ha dicho adiós al concurso. El mismo Llucià se hacía eco.
Muchos la recordarán por su simpatía y talento respondiendo, de hecho, no se va con las manos vacías. Después de 20 programas ha sido eliminada con 2.000 euros ganados. Pero muchos otros también la recordamos por ser un ejemplo de integración, de voluntad, de amar a nuestra gente y nuestra tierra. Vivió en Madrid desde que nació hasta los 21 años, cuando vino a vivir a Catalunya: "Tendré que aprender catalán para integrarme. Empecé el mes de junio a dar clases en la Plaza de España de Madrid, en la Casa de Catalunya. Y el mes de septiembre me examinaba de catalán para entrar a trabajar en el banco en catalán". Y a Maite, como la vecina de Sant Pere, le desespera que no le hablen en catalán: "El catalán es tan nuestro que lo tenemos que guardar y cuidar":
Bravo por ella. La echaremos de menos. Pero seguro que seguirá mirando el Atrapa'm si pots para seguir aprendiendo todavía más catalán.