Será el confinamiento, la Covid, el volcán de La Palma, la guerra de Ucrania o el sumsumcorda, pero siempre hay una razón para que los precios se disparen. Y donde más se elevan es... en el aeropuerto de Barcelona. No es un gag, es la zona donde comprar una botellita de agua envasada es más caro de Catalunya. Lo denuncia una periodista que coge muchos vuelos para ser la corresponsal de Casa Real: Mariàngel Alcázar de La Vanguardia y El programa de AR.  Iba a Madrid para su colaboración en Telecinco o viaja siguiendo a los reyes pero antes de coger el avión ha sufrido un atraco. Sin pistola, con una botella de agua del tiempo, ni fría:

mariangel alcazar TV3

Mariàngel Alcázar, TV3

Alcàzar, una de las expertas mejor informadas de las intimidades de Casa Real, no entiende cómo un servicio mínimo, que los pasajeros no mueran de sed, tenga un precio de 3,80 euros la mini botella. No es de litro y medio. Allí en una canasta triste en medio del paso, ni enchufada a una nevera. Nada. De la caja de cartón en la cesta. 4 euros por tres tragos. Increíble: Alcázar:"Ya va siendo hora de que se permita entrar en la zona de embarque de los aeropuertos con agua embotellada comprada en la calle. Lo de El Prat es un atraco a mano armada. Be water". Recuerda la frase de Bruce Lee, Be water my friend, sé como el agua, fluye, relajado. Imposible si tienes que arruinarte por una botellita que casi ni se puede compartir porque es de tapón individual, de los de amorrarse. Penoso. Y toca beber a morro. Ni vaso, ni hielo ni limón. 4 euros del ala y pase que pierdes el avión. El Aeropuerto no se tendría que llamar Josep Tarradellas sino Serrallonga, mítico bandolero catalán.

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El precio sigue por las nubes desde diciembre. La bebida sigue el mismo patrón indecente. Lo vivió en su propia piel otro trabajador de Godó como Alcázar, Jordi Armenteras. El periodista de RAC1, que tuvo que terminar su experiencia televisiva sustituyendo a Josep Cuní, ha hecho infinidad de viajes por su trabajo.

El 29 de diciembre, acaba de constatar una realidad: la poca vergüenza que tienen con los precios. Concretamente, con el precio de una miserable botellita de agua, el producto más básico. En pleno vuelo, recién elevado, Armenteras no se podía aguantar expresar su indignación vivida momentos antes en el aeropuerto de El Prat: "Ha llegado el día que el agua y el café ya son más BARATOS en un AVIÓN que en el aeropuerto del PRAT. Agua de 75cl en el Prat, 3,80€. Panda de ladrones".

A la red ya no le parece nuevo este atraco a mano armada: Jordi dice que el agua en el aeropuerto ya es más cara que dentro del avión. No tardaremos en ver una botellita de agua más cara que un billete.