Es la imagen que a los más hostiles con el procés les faltaba para sostener que el independentismo es violento: la agresión a una mujer que blandía una 'rojigualda' entre un montón de manifestantes indepes ayer en Tarragona. Ferreras fue el primero que emitió las imágenes en 'Al Rojo Vivo' y hoy Griso ha recogido el guante: María Grima, entrevistada en 'Espejo público'. El de al lado no es ningún agente de seguridad privada, sino su abogado.

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En cuanto las imágenes de la agresión empezaron a circular a través de las redes sociales, algunos altos cargos de Vox explicaron que María es militante de su partido. Al día siguiente de los hechos, esta es la versión que le explica a Susanna Griso: "Ayer fue un día de nervios y tuve que ir dos veces a urgencias. Yo esto no me lo esperaba. No pensé que por sacar mi bandera hubiera tenido tal agresión. Fui por la mañana a un hospital. Por la noche me dolía todo el cuerpo. Estuvimos otra vez en el hospital hasta las dos y pico de la mañana. Pero más que nada son los nervios y la impotencia. Yo no estaba ni insultando ni metiéndome con nadie. Solamente había sacado mi bandera porque me provocaron. Yo no estaba en la manifestación. Yo estaba en la parada del autobús y saqué mi bandera porque estoy en mi derecho".

La agresión a la señora Grima de Vox es intolerable. Se confiesa nerviosa y quizás por eso no recuerda la secuencia entera: en el vídeo completo se puede observar cómo María se planta en medio de una marcha contra la sentencia, enseña una bandera española a los manifestantes, les grita "olé" y baila de alegría delante de ellos mientras celebra que los presos pasarán años entre rejas. Nada justifica la violencia. Tampoco la burla.