El desfile militar del último 12-O en Madrid tuvo dos protagonistas indiscutibles: el paracaidista que se estampó contra una farola y Ainhoa Arteta. Sin que nadie se lo esperara (era un secreto que sólo conocían la ministra Margarita Robles y su marido), la cantante guipuzcoana se plantó en el escenario que había ante el palco de autoridades y entonó 'La muerte no es el final', un himno en honor a los soldados fallecidos. Y hoy ha explicado su experiencia en el programa de Ana Rosa Quintana.
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En Telecinco, la soprano ha confesado el motivo que la impulsó a homenajear a las Fuerzas Armadas el Día de la Hispanidad: "En el País Vasco ha habido tantas víctimas que no han tenido ni un entierro ni un funeral como es debido. Se lo ofrecí a todos aquellos que han muerto en servicio". Ainhoa Arteta recuerda los años de ETA y Ana Rosa le pregunta: "¿Has pagado un precio por tus declaraciones de españolidad?". La respuesta, toda una muestra de patriotismo español: "Sí. Por desgracia vivimos en un país en el que llevamos la multiculturalidad al extremismo. En este momento, declararte española siendo vasca tiene sus consecuencias. Pero me toca un pie. Soy vasca, con no sé cuántos apellidos, pero soy esencialmente española".
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Aquello tan típico de fardar de nacionalista por los apellidos que tiene cada uno. Como si llamarse de una manera u otra quisiera decir nada más que esto: que tienes un apellido (u ocho) como cualquier otro.