Aitana Bonmatí ha acabado el año futbolístico de la manera más triunfal: aparte de todos los títulos y distinciones individuales imaginables, así como del cariño de público y aficionados, ha tenido un premio extraordinario que supone un impulso fundamental para una de las muchas causas que defiende: la igualdad entre hombres y mujeres en el campo deportivo, Ella es un ejemplar irrepetible de atleta que rompe esquemas. Histórica, mítica. En el panteón de las divinidades del gremio. Y eso tiene un precio. Adidas, la compañía alemana de equipamiento deportivo, la ha convertido en lo que se merece: la jugadora mejor pagada económicamente a escala comercial de todo el planeta y de toda la historia. Cambio de paradigma. Enhorabuena.
La número 1 indiscutible del nuevo proyecto del Barça de Pere Romeu, con novedades como Ewa Pajor o Kika Nazareth para tratar de hacer olvidar a Lucy Bronze o Mariona Caldentey, fue presentada en redes sociales como el gran emblema de la compañía alemana. Todo el mundo incidía, sin tener los números en la mano, que efectivamente se trata del contrato más goloso posible, con botas personalizadas, promoción de fútbol local y una vinculación tan larga que, sin dudas, soluciona cualquier inquietud económica para el futuro. Muchos reparaban en la paradoja de verla vestida de azulgrana para Nike, pero de Adidas para todo lo demás. No es el único caso, ni será el último. Ahora bien, se está produciendo una situación nada cómoda para la de Sant Pere de Ribes, y que pone en riesgo su título de mejor pagada. Puede durar muy poco, horas, días o un suspiro. De un sueño a una pesadilla.
¿Qué tiene que ver Aitana con la modelo norteamericana Bella Hadid? Pues dos cosas: han sido contratadas como VIPS de Adidas, jugando un papel importante en los inminentes Juegos Olímpicos de París, y se mojan en temas sociales y políticos. En el caso de Bella, por motivos de sangre y orígenes: es hija de un refugiado palestino. En sus redes sociales son constantes las publicaciones denunciando la situación y los efectos devastadores de los ataques a la población civil de Gaza. Unas conductas que no habían generado problemas para Adidas, hasta que el Comité Judío de los EE.UU. ha entrado en saco. La vieron protagonizando una campaña de la nueva línea de productos, se quejaron amargamente a los alemanes y, tachán: a la calle. Despedida. Fuera. Un gesto radical que podría preocupar a Bonmatí.
La centrocampista se ha mojado por el catalán, por el feminismo, por los refugiados y también por Gaza. Fue una de tantas personalidades del mundo del fútbol, con nutrida representación del Barça femenino, que compartieron vía stories en Instagram aquella imagen de un campo de refugiados palestinos, con el lema "all eyes on Rafah". El debate de fondo, el del dinero a cambio de los ideales, de mordazas y bozales, ahí está. Por todo eso, quizás no es el compañero de viaje adecuado para Aitana.
Veremos cómo evoluciona todo, pero seguro que Aitana nunca se hubiera imaginado que el despido de una top model influyera en su carrera futbolística.