Aitana Bonmatí es un regalo. Para el fútbol, para la sociedad, para el Barça y para Catalunya. Pocos personajes públicos provocan tanta unanimidad en estos momentos. Acaba de recibir un nuevo reconocimiento mundial, el premio Laureus. Es la primera jugadora de fútbol que lo consigue, coronando un año extraterrestre: Liga, Champions, Mundial, Nations League, Balón de Oro, The Best. La de Sant Pere de Ribes ha asaltado el cielo, convirtiéndose en un icono. ¿Una muestra? El gentío que hizo cola durante la festividad de Sant Jordi para obtener su firma. Colapsó el centro de la ciudad ella solita. Y más de uno que le solicitaba una firma no era, precisamente, culé. Pero ni el merengue más irreductible puede negar la evidencia, estamos ante una leyenda viva. Y con muchas páginas por escribir.
TV3 decidió programar el estreno del documental de Aitana al 'Sense Ficció' como colofón del día de los enamorados de Catalunya: rosas, libros y Bonmatí. El resultado ha sido fabuloso, con un 19'6% de cuota y 318.000 espectadores pegados a la pantalla. Uno de los pasajes más celebrados, el encuentro con Pep Guardiola. Otro mito, otro tótem, otro genio. Sienten admiración mutua. Hace unos meses, una fotografía en lo que parecía un hotel de Manchester, justo después de una victoria del Barça en Frankfurt, hacía vibrar a la afición (y patinar a alguna presentadora de televisión). Debemos pedir disculpas nos equivocábamos: se trataba de Barcelona, del hotel Palace. Y aquel encuentro formaba parte del documental.
Antes del estreno del formato, Televisió de Catalunya ofrecía una pequeña anticipo que disparaba la euforia en un barcelonismo tocado, con derrotas en Champions, en el masculino y sorprendentemente en el femenino, y el robo-derrota de los chicos de Xavi en el Bernabéu. Una conversación en la que la futbolista dejaba claro su sueño de futuro, convertirse en directora deportiva azulgrana. Su primera medida ya saben cuál sería. Pep se la imaginaba: "Te agradezco la oferta". "Todavía no te la he hecho". La respuesta del de Santpedor: "Vendría gratis, no sufras. No sería una cuestión económica. Pero aquí habrá un problema que te tengo que advertir: yo seré el presidente y seré yo quien te fichará como directora deportiva"... Sublime.
Pues bien, el encuentro también dejó un importante mensaje contra la catalanofobia, lacra que los dos han sufrido a menudo a lo largo de su existencia. La reivindicación de Aitana, a la que dijeron de todo desde la España monolingüe cuando recogía el Balón de Oro por expresarse en su lengua, impecable: "Cuando tú te plantas allí, en un discurso tan importante, quieres hacer una parte en catalán, las críticas... A mí me dan igual, pero las recibes. ¿Y te dices, por qué? ¿Si hablo inglés, nadie te dice nada, no? Hablas castellano, nadie te dice nada. Hablas catalán... Es la lengua en la que he hablado toda la vida y con la que me expreso mejor. Si me quiero dirigir a mi familia, al club, o a quien sea, y decirlo en catalán, lo diré". Guardiola asiente el discurso de Bonmatí y remata: "Cuesta entender que lo tengamos de justificar. ¿Tú a una persona que habla el castellano le dices por qué habla en castellano? ¿Quiénes somos nosotros para decirle por qué habla en castellano? Es su lengua. Y si puede hablar catalán cojonudo, ya está. No le diremos nosotros por qué habla en castellano. No. ¿Por qué me tienen que decir a mí por qué hablo en catalán? Es mi lengua". Amén.