"Pues no-no-no lo sé, pregúnteles a ellos". Albert Rivera está nervioso, y le cuesta esconderlo. Ridiculizado y desmentido por Emmanuel Macron, destrozado por su exsocio Manuel Valls, criticado por los fundadors de Cs, vilipendiado por pactar con la extrema derecha... Le llueven palos por todas partes, y el líder naranja no es de los que sepan encajar las críticas. Y claro está, acaba pasando lo inevitable: Que Rivera pierde la paciencia víctima de los nervios. "Le han pillado con el carrito del helado" por sus arreglos con Santiago Abascal, y tiene a la Europa liberal escandalizada. Ya no "le ajuntan", y Alberto Carlos la paga con... la prensa.

"Pregúnteles a ellos", dice Rivera, girando la tortilla a los periodistas con una táctica poco menos que de patio de escuela. Sus "socios" en Francia y Alemania hacen un "contigo, no bicho" a los ultras, pero Cs se enreda con ellos en ayuntamientos y gobiernos autonómicos para arañar sillas, alcaldías y futuras "mamandurrias". Pero claro está, explicarlo con sinceridad no entra en los planes de Rivera, que utiliza aquello del "patapum palante" del mítico entrenador del Athletic de Bilbao, Espanyol y la selección española, Javier Clemente. El problema es que no engaña a nadie, y que cada minuto que pasa se hunde un poco más. La red va cargadita con todo tipo de mofas sobre el acting de Rivera.

@albertriveradiaz

¿Recuerdan aquella sátira de El Jueves sobre José María Aznar, con la célebre frase de "nunca debí salir de Valladolid?" Pues Albert Rivera podría perfectamente aplicarla a su presente y futuro político: "Nunca debí pactar con VOX". Demasiado tarde, amigo, demasiado tarde. Tenías que escoger entre "susto" o "muerte" política, y te has pasado de ambicioso: Te has quedado con las dos opciones.