Albert Rivera no aprendió nada del debate electoral del lunes en TVE, donde acabó como el gran derrotado de la noche, y ayer repitió un espectáculo tanto o más lamentable en el segundo debate que hizo el grupo Atresmedia entre los cuatro candidatos de los grandes partidos políticos españoles. El presidente de Ciudadanos, sobreexcitado, acelerado e hiperventilado, llevó lo peor de la política al plató de televisión. Y salió escaldado.
El candidato del partido naranja estaba nervioso. Ayer por la mañana le explicó a Susanna Griso que nunca se ha drogado. Y por la noche, un Rivera más alterado que nunca protagonizó un espectáculo dantesco, cortando constantemente a sus adversarios. Estaba tan nervioso que se le secaba la boca y no dejaba de beber agua. Incluso Pablo Iglesias le pidió que se detuviera y reflexionara, porque estaba provocando la vergüenza ajena de la audiencia: “Es usted un maleducado y un impertinente. Es una cuestión de respeto a la gente que nos está viendo”.
Después del show de las fotos enmarcadas y las banderas españolas de la noche anterior, Albert Rivera se superó ayer con un desplegable que parecía la lista del papá Noel pero que en realidad eran los casos de corrupción del PSOE; y la frase del debate que hizo más fortuna: “Señor Sánchez, ya ha acabado usted de mentir? Ahora me toca a mí”. Albert Rivera, ¿reconociendo que no dice nunca una verdad?
Aunque el gesto de Rivera que ha sido más comentado en la red, con diferencia, es el que hizo al final de la emisión del debate. El candidato de Ciudadanos se alejó del atril imitando a Cristiano Ronaldo con los puños y gritando "Vamos". Una manera vergonzosa de acabar un debate electoral, que demuestra que el partido de Rivera ve la política como un hooligan un Barça-Madrid.
Rivera hizo estallar ayer todos los puentes que todavía podían quedar para un posible pacto con el PSOE y fue como un caballo desbocado buscando el apoyo de la extrema derecha. Al lado del líder naranja ya sólo quedan el PP y Vox para alcanzar un acuerdo post-electoral.