De Albert Rivera sabíamos hasta ahora que suele mentir sin que le dé ni un poco de vergüenza, como cuando fue a El Hormiguero durante la campaña electoral y le creció la nariz después de asegurar que "en TV3 llaman puta a Inés Arrimadas"; también conocíamos su faceta más cínica, lamentándose en el programa de Ana Rosa Quintana porque dice que está harto de que se hable "de Torra, de Puigdemont y de Bildu," cuando su discurso político se basa únicamente en atacar a los indepes. Pero es que ahora hemos descubierto también que el presidente de Ciudadanos es muy mal perdedor.

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El líder del partido naranja todavía no ha digerido su derrota en las urnas, aunque los resultados del 28-A son bastante claros: Pedro Sánchez, vencedor de las elecciones y Pablo Casado, que quedó segundo, jefe de la oposición. Los electores se pronunciaron pero a Rivera no le gusta, y aunque Ciudadanos quedó por detrás de los populares, su dirigente, desubicado, se piensa que quien ejerce de jefe de la oposición es él mismo: “Mientras otros están despistados, nosotros estamos trabajando ya en la oposición. Una oposición útil y leal a los españoles. Porque liderar la oposición no es titulitis, no es un cargo, es una actitud, es una forma de comportarse, es una forma de vigilar el interés general”. Liderar la oposición en España no va de escaños, sino que es la fuerza de un sentimiento, como dirían los pericos.

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EFE

En El Intermedio, el Gran Wyoming se hace eco de las palabras del dirigente naranja, que está soñando cuando imagina que le corresponde un papel por el que nadie le ha votado, y se ríe de él, ridiculizándolo: Yo a veces me levanto por la mañana, abro la ventana, respiro hondo y grito a los cuatro vientos: hoy me siento bien, hoy me siento líder de la oposición”. Albert Rivera cree que es Pablo Casado y Wyoming conoce el motivo: “¿Sabéis por qué? Porque desayuno mucha fibra y soy muy regular. Si tú también quieres sentirlo, prueba Fibradanos. Despierta el líder de la oposición que hay en ti”.

Ciudadanos se ha pasado los últimos meses insultando a los indepes, diciéndoles que viven en Matrix y que no saben dónde están. Pero finalmente ha quedado patente que los que viven en una realidad paralela son ellos.