'¡Cú-cú!' Albert Rivera se ha levantado esta mañana con el canto de los pajaritos, pero parece que lo que le han piado no ha sido muy agradable. Y no, no es sólo por la exhumación del dictador Franco, un hecho que a Cs no gusta. Hay una noticia que le ha estremecido mucho más que la visión del traslado de la momia en helicóptero: el cataclismo electoral que le auguran nuevas encuestas. La cifra de 18 congresistas (frente a los 57 actuales) le ha provocado los mismos efectos que la famosa salmonelosis de hace unos meses. Sí, ya saben de que hablamos. Pero en vez de medicarse contra los problemas gastrointestinales, Rivera ha optado por un remedio marca de la casa: sacar su habitual 'veleta' a pasear y firmar un numerito de circo que ni el Cirque du Soleil, presentándose frente a Ana Rosa Quintana como "parte de la solución del bloqueo que sufre este país". Vaya, que hoy tiene los pactos en oferta.

La enésima entrevista de Quintana con el líder naranja ha sido un fiel ejemplo de "el día de la marmota", excepto por esta confesión tan íntima y falsaria. "No vine a la política a bloquear", ha dicho sin ruborizarse. Sí, es verdad, que Rivera sienta pudor es hablar de ciencia-ficción. Como hacerlo de otras afirmaciones similares del naranjito, la mayoría en torno a este planteamiento, es decir: responder a la insondable pregunta de saber para qué narices se introdujo en la política. En ningún caso, sin embargo, ha dicho que haya venido para incendiar la convivencia, comparando Barcelona y Alepo. Tampoco que lo haga para encarcelar a adversarios políticos cual dictador, como decía hace un par de días. O para insultar a la Premio Nacional de Narrativa, ya que no le gusta su forma de pensar. No, él ha venido para "pillar cacho", poltrona, poder. Otra cosa es que lo acabe consiguiendo, sobre todo si las encuestas no van erradas. Tendrá que hacer muchas cabriolas y vender muchas motos para pactar con Sánchez, Casado, Abascal o el sur sum corda.

Ana Rosa Quintana Albert Rivera Telecinco

Albert Rivera Telecinco

Antes de despedirse de su querida amiga y 'reina' de los matinales televisivos, Rivera nos ha dejado una perla para la posteridad: "Que me ataquen me da igual. Mi ego me importa un bledo". Nadie lo diría, Alberto Carlos.