No hay nada como el paso del tiempo para olvidar el pasado. Albert Rivera lo sabe perfectamente. Las heridas que le provocaron su fracaso en Ciudadanos son historia. Es más: las ha convertido, por arte de magia, en algo por lo que sentirse orgulloso de su legado. Es el 'puto amo', el crack y la gran esperanza blanca. Punto. ¿Perdió decenas de escaños en el Congreso? Bah. ¿Convirtió la formación naranja en escombros? Minucias. Lo que la mayoría de seres vivos con dos dedos de frente consideran un motivo para taparse y no hacer demasiado ruido, es para Rivera el mejor argumento para montar una fiesta bien grande, con charanga, confetti y algarabía.

Autobombo desvergonzado e ínfulas de gran estadista, estos son los grandes rasgos de identidad del expolítico reconvertido en "gran abogado". Pues bien, ahora tendremos que añadir otra línea a su currículum, porque ha encontrado un nuevo trabajo: profesor. Su misión, modelar y tutelar a los políticos del futuro. Un 'sindiós'.

El profesor Albert Rivera con la mochila preparada / Europa Press

 

 

Rivera se ha convertido en el gran hazmerreír de las redes sociales al saberse el título del posgrado que dirigirá en el Centro de Enseñanza Superior Cardenal Cisneros, en Madrid: un máster de liderazgo político. Ha preparado el temario a conciencia y ha exprimido su agenda para incorporar a grandes fichajes en el cuadro de docentes: Mario Vargas Llosa, el opositor venezolano Leopoldo López, Alberto Ruiz Gallardón... un 'dream-team' facha, sin duda. La web del centro no escatima frases tan grandilocuentes como falsas: "Uno de los líderes políticos con mayor conocimiento y liderazgo de la política nacional en los últimos tiempos". Recuerda aquel meme de 'no lo sé, Rick. Parece falso'.

La reacción de los internautas ante el nuevo ridículo de Alberto Carlos ha sido mearse de risa; "me descojono". No es que hagan sangre, no. Es que lo destripan sin piedad. Tampoco era complicado, cierto: esta vez (una más) la ha puesto 'en huevo'. La ocurrencia, dirigida a un grupo de escogidos que tendrán que pasar por un exigente proceso de selección, es similar a poner a Juan Carlos Girauta al frente de un curso de protocolo, Pablo Casado enseñando técnicas culinarias o a Sergio Ramos de profesor de inglés: un despropósito. Un día más en la oficina, ni más ni menos.

Albert Rivera recordando sus grandes éxitos: el cero / Europa Press

Albert Rivera: político frustrado, abogado enchufado, escritor pésimo, profesor de la nada. Todo cuadra: su verdadero empleo es otro: humorista. Aquí la clava.