Por favor, que no se acabe nunca la precampaña electoral. Porque Albert Rivera promete grandes dosis de patetismo. Sabe por las encuestas que el batacazo que puede tener el 10-N puede ser histórico. El líder naranja hace tufo de cadáver político y está dispuesto a hacer todo lo que haga falta para arañar cuatro votos. Pero después de ver su último vídeo, nos hace pensar que como mucho, conseguirá el 'sí' de Marianico el Corto, Arévalo o Jaimito Borromeo. Porque de chiste tronado es como únicamente podemos calificar el último vídeo que ha colgado en las redes.
Agotada la vía antiindepe, de irado permanente contra todo lo que provenga de Catalunya, con el 155 y bla, bla, bla, lo único que le queda al presidente de Ciudadanos es tratar de convencer al electorado por la vía del humor, si es que a lo que han perpetrado Rivera y sus amiguis se le puede llamar humor. El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, tildó ayer a Cs y su líder como "liberal ibérico" por menospreciar la exhumación de Franco al haber nacido en democracia. "El respeto es la diferencia entre nosotros y ellos, entre la democracia y la dictadura".
¿Y qué ha hecho Rivera? Reencarnarse en un concursante de Humor se escribe, no con H, sinó con R. De Rivera. O de ridículo. Haciendo un paripé, una interpretación que quiere tirar de ironía, pero queda en chascarrillo lamentable, Rivera dice: "Sánchez, ayer te escuché hacer cachondeo con que Cs éramos liberales ibéricos. ¿Sabes qué te digo? Que nos ha gustao tanto que nos lo hemos copiao y lo vamos a utilizar toda la campaña". La vergüencita ajena llega al colmo cuando toma la palabra Rocío Ruiz, diputada por Huelva, hablando de jamones y mortadelas:
Rivera estalla a reír con una carcajada más falsa que el chopped, ya que hablan de embutidos. Y la red no sabe como definir la nueva gracieta de Rivera: