Érase una vez que había un señor de Palencia que alcanzó el liderazgo del Partido Popular. Se llamaba Pablo Casado, el hombre que tenía que devolver la formación conservadora a La Moncloa y acabar con el régimen de terror de Pedro Sánchez, y tal. Lo que pasa es que Casado, aparte de meter la pata 11 de cada 10 veces que abría la boca, cometió un error mortal: acusar de corrupción al hermano de la gran ídola del partido, Isabel Díaz Ayuso. Un desafío que acabó con Pablo en el contenedor de la basura en un abrir y cerrar de ojos, le cortaron el cuello sin miramientos. Las huestes peperas, sin embargo, estaban tranquilas. Llegaba la gran esperanza blanca, el moderado y juicioso Alberto Núñez-Feijóo. Con él la poltrona estaba más que asegurada, pensaron.

La verdad es que superar el legado político de Pablo Casado no sería el reto más complicado, pero lo que nadie esperaba era que el expresidente gallego lo hiciera especialmente en nivel de ridiculez. Es lo que pasa cuando crees que ganarás el partido sin baja del autocar. Un exceso de confianza letal para las aspiraciones de un líder político, y que está demostrando en sus intervenciones públicas. Está mejor callado, porque cada vez que habla pierde un punto más en las encuestas. Una espiral en la que acaba de entrar otro elemento demoledor: el de la imagen pública. Si Casado había conseguido destrozarse la suya con fotografías absolutamente delirantes, Feijóo parece querer arrebatarle también esta corona. Y eso ya son palabras grandes, porque Pablo era un crack en la materia.

Pablo Casado en el lavabo / @pablocasadoblanco
Pablo Casado cocinando chuletones con la parrilla apagada / Twitter
Pablo Casado haciendo campaña entre ovejas / @pablocasadoblanco

Este sábado las redes sociales van plenas con el reportaje que la revista Esquire, en su versión española, le dedica al gallego y que encontrarán en el quiosco el próximo mes de noviembre. Un material alucinante. Lo han querido humanizar, sacarlo del uniforme de americana y corbata, hacerlo próximo, enrollado, incluso sexy e interesante. Un fiasco. Las instantáneas no son el fuerte de Núñez Feijóo, sin duda. Todos recordamos aquellas en una barca en Galicia, disfrutando de una jornada lúdica y marinera con un narcotraficante. Un detallito, sin embargo, del que siempre ha salido de rositas, eso sí. "Entonces él no era narcotraficante ni yo presidente de la Xunta", argumentaba. Años después otras fotos, mucho menos comprometidas en el trasfondo, pueden acabar con su proyección de superestrella política.

Alberto Núñez Feijóo con el narco Marcial Dorado / Twitter

Repasamos las imágenes: Feijóo con jersey de cuello alto, mueca extraña, gesto incómodo, escenario apocalíptico, impostura absoluta. "El enigma Feijóo", titula la publicación. Sí, el principal es saber quién asesora a la gente del PP, porque se está luciendo. Las redes se están ensañando sin miramientos. No hay compasión. La colaboradora de TV3 y experta en protocolo Patrycia Centeno dice que "parece que os asfixiáis, que os falta el aire, que os oprimen, que os ahogáis". Otros tuiteros van mucho más a la yugular: "Postureo", "cargando un frigorífico", "fotos de Tinder", "lleva una semana estreñido"... Hundido, vaya.

Alberto Núnez Feijóo / Marta Fernández, Europa Press

No photos, please. Es el mejor consejo que le pueden dar al líder. No las aguanta.