Este domingo 26M en la Escuela Niño Jesús, en la Travesía de Gracia de Barcelona, un candidato introducía en la urna para la alcaldía el apellido Maragall. Pero no era como de costumbre el nombre de su hermano Pasqual, el mejor alcalde de la ciudad, sino el suyo propio: Ernest Maragall i Mira. El ganador de las elecciones en nombre de ERC afronta un mandato en minoría, con 10 concejales, y se dispone a incorporar al Ayuntamiento otros grupos políticos. Tiene todos los números de sujetar la vara de alcalde de la capital del país y lo hará al lado de la misma persona que lo acompañó a votar y que lo besó el día y la noche electoral, su mujer Pepa de Gispert Val.
La esposa del alcalde Maragall tiene cierto aire a la esposa del otro alcalde Maragall: Diana Garrigosa. Dos mujeres fuertes al frente de proyectos sociales. Garrigosa empuja la Fundación a Maragall para luchar contra el Alzhéimer y De Gispert es vocal de la Fundación Roure de ayuda a las personas mayores. En TV3 enfocaban dentro del colegio electoral a la familia del más que probable futuro alcalde de Barcelona. Discreta en segundo término, una mujer pequeña pero con una sonrisa enorme: Pepa de Gispert. Iba acompañada de una de las dos hijas del matrimonio y algunos de sus 5 nietos.
Un matrimonio a prueba de bombas. Juntos han seguido la trayectoria de servicio público, desde la Plaza de Sant Jaume a Bruselas cuando Ernest Maragall fue escogido eurodiputado hace 5 años a las listas de ERC. De la Conselleria de Ensenyament del gobierno Montilla a la de Exteriores con el gobierno Torra. Rueda el mundo y vuelve, al Ayuntamiento donde hace 50 años empezó el joven Maragall.
De votar en la escuela cerca de la casa familiar de Sarrià-Sant Gervasi a la Estación del Norte donde ERC celebraba que ganaba por primera vez en los 40 años democracia el Ayuntamiento de Barcelona. Maragall puede ejercer de alcalde con los ojos cerrados. Porque conoce el Consistorio como nadie y porque irá bien acompañado, con Pepa de Gispert. La primera dama de Barcelona.