La guerra del españolismo contra los catalanohablantes no se detiene. Catalanes, baleares y valencianos están en la diana de los de siempre, la costra monolingüe. Hay fuego en todos los frentes: los ataques vienen de la meseta, pero también de nuestros conciudadanos. El gran actor Pep Cruz puede ofrecer su testimonio de hace un par de días, insultado y regañado por el empleado de una tienda de telefonía del centro de Barcelona. Eso por no hablar de representantes de poderes públicos: no hay que recordar que están haciendo los jueces con la inmersión en la escuela. Y claro, la clase política y aquellos que tienen responsabilidades de gobierno. Como por ejemplo, una alcaldesa. La de Navarrés, en el País Valencià. Estela de Carmen Darocas, la de la foto. Es del PP, para más señas. Y lleva mucho tiempo al frente del consistorio, desde 2011. Un dato que es el más triste de todos, saber que la mayoría de los 3.000 vecinos de la localidad votan a una hater de primera... y a una iletrada excepcional.
Estela es habitual de un programa de tv de Televisió Comarcal, en Valencia. Y ha conseguido un hito: un ridículo tan espantoso que ha disparado el contador de visualizaciones del BDC, espacio de debate que se ha vuelto viral estos días. Bien, gracias a ella pero, sobre todo, al impecable, sensacional y directísimo repaso que le hizo el escritor, filólogo y profesor de universidad Ricard Chulià Peris. Desbarató las sandeces antivalenciano y anticatalán de la alcaldesa con maestría. Vamos por partes. Todo empieza en torno a un libro de Antoni Rubio, 'Valencianismo líquido', detonando el primer patinazo de Darocas:“Los castellanoparlantes en la Comunitat Valenciana no contamos para nada, somos excluídos. Nos imponen el valenciano". No decía que su pueblo tiene la llamada excepción lingüística, es decir: no están obligados a enseñar el catalán. Chulià le paró los pies, claro. Primer zasca.
El hilo del filólogo es la crónica de un disparate. Darocas continúa con "el castellano es el idioma de los españoles. Somos españoles. Luego valencianos. Tenemos más derechos". El castellano es superior, y punto. Si eso no es supremacismo, que nos hagan un croquis. Ricard le espeta: "Si hay una lengua discriminada en Valencia es el valenciano". ¿La respuesta? Decir que los niños y niñas, como los 4 hijos que tiene ella, no pueden ser sometidos a aprender la lengua por narices. Pobrecitos, que no tienen facilidad. Qué lástima. Para el inglés sí, que es una lengua útil, no como esta cosa que habla la gente rara y poco española. Otra cosa sería ver cómo lo hablan, porque su casa no sería el ambiente ideal para aprender idiomas que no sean el cristiano. Basta ver sus demostraciones de ignorancia y atrevimiento.
La conversación va avanzando y el ridículo de la Darocas, también. Evidentemente la 'pepera' es una inculta sobre el valenciano. Pero he aquí que en un momento dado sale el gordo, la madre del cordero, la razón de su odio visceral y desprecio total. El valenciano es catalán. Catalunya caca. En su delirio, intenta quedar por encima de un filólogo analizando palabras. Y la bofetada dialéctica es instantánea. Pregunta de listilla: "''Aleshores' de dónde viene? Del catalán". Chulià: "Viene del latín, ad illas horas, que da 'llavors' de manera coloquial y 'aleshores' de forma cultista. Y es exactamente igual en catalán que en valenciano". La cara de la señora, un poema. Pero como siempre pueden caer más bajo, vuelve: "Bueno, pues... otra palabra...". ¿Quieres taza? Ricard te la pone con gusto: "¿'Parlar' es catalán o valenciano? ¿'Nas' es valenciano o catalán? ¿'Boca' es catalán o valenciano? ¿'Orella'? ¿Son diferentes? No". Estela, ni idea. El escritor va más allá: "En Navarrés tenéis una lengua muy particular. ¿Es diferente el castellano vuestro que el de Toledo? ¿Son idiomas diferentes"?. Hale, a freír espárragos.
Está bien, entendemos que en la caverna la oscuridad, la humedad y el hedor hace difícil relacionarse con el mundo de manera correcta, natural y sana. Pero cuando sales a defender que estás encantado de la vida con tu miseria, quizás iría bien prepararse un poco... o decir que tienes dolor de cabeza y no ir a un plató de televisión. Después pasa lo que pasa.