Lo que comenzó como una historia de amor moderna con tintes mediáticos, se ha transformado en una pesadilla doméstica de proporciones escandalosas. Apenas unos meses después de convertirse en padres, Alejandra Rubio y Carlo Costanzia se han convertido en protagonistas involuntarios de uno de los dramas más comentados de la prensa rosa. La convivencia en su lujoso piso de Aravaca ha dejado de ser un remanso de paz para convertirse en un campo de batalla, donde los gritos, los reproches y las puertas cerradas de golpe son el pan de cada día.
Según varios testimonios recogidos por la periodista Maica Vasco, los vecinos de la exclusiva urbanización han comenzado a presentar quejas formales ante la administración del edificio. Las broncas entre Alejandra y Carlo empiezan desde primera hora de la mañana y se extienden durante el día como una banda sonora estridente que ha perturbado la tranquilidad del vecindario. “Es imposible vivir aquí”, ha dicho uno de los afectados, visiblemente harto.
Relación inestable: gritos, reproches y una rutina insostenible
La situación ha alcanzado tal magnitud que muchos residentes aseguran estar considerando mudarse, incapaces de soportar el caos que genera la joven pareja. Lo que alguna vez se presentó como un amor apasionado ahora se perfila como un vínculo tóxico marcado por la desconfianza, los celos y el desgaste emocional. Las discusiones no solo son audibles, sino violentas, con objetos cayendo al suelo y portazos.
Pero hay más. Según fuentes cercanas a la familia Campos, Carlo Costanzia habría dejado todo el peso económico de la casa sobre los hombros de Alejandra Rubio. Él, actor con escasa estabilidad laboral y una reputación que se tambalea, vive cómodamente en el piso de la hija de Terelu, sin aportar económicamente ni asumir responsabilidades domésticas. “Es como tener a un niño grande en casa”, afirmó un vecino, refiriéndose al comportamiento errático y a veces inmaduro de Carlo.
Alejandra Rubio confiesa problemas serios con Carlo Costanzia tras una vida de apariencias
Los problemas financieros parecen haber sido solo el inicio. La falta de compromiso y el estilo de vida de Carlo Costanzia han terminado por agotar la paciencia de Alejandra Rubio, quien, además de cargar con la crianza de su hijo, debe soportar los cambios de humor y las salidas de tono de su pareja. Detrás de las apariciones públicas de la pareja —siempre sonrientes y aparentemente enamorados— se esconde una realidad tensa y desgastante que muchos ya catalogan como insostenible.
Alejandra intentó justificar recientemente los altibajos con un discurso ambiguo en el que, aunque hablaba de “amor y compromiso”, terminó reconociendo que hay días en los que se dicen mutuamente: “no te soporto”. "¿Qué piensas, que yo todos los días con Carlo somos la mejor pareja del mundo? Pues no, tenemos nuestras cosas, y seguimos unidos porque nos queremos y tenemos un hijo en común y tenemos una vida maravillosa, pero hay días que le digo 'oiga señor no te soporto', y él a mí tampoco, y punto", aseguró Alejandra recientemente durante una transmisión de 'Vamos a ver'.
En los círculos cercanos ya se habla abiertamente de una posible ruptura definitiva. Aunque Alejandra insiste en que “tienen una vida maravillosa”, el ambiente que se respira en su hogar dista mucho de esa afirmación. Con un hijo pequeño de por medio, el futuro de la pareja pende de un hilo. La presión mediática, las críticas constantes y el desgaste emocional podrían terminar por romper una relación que, a ojos de muchos, ya se ha fracturado irreparablemente.