El embarazo sorpresa de Alejandra Rubio, hija de Terelu Campos, fruto de su relación de 5 meses con el polémico Carlo Constanzia, a su vez descendiente de otra famosa como Mar Flores, tiene todos los ingredientes para convertirse en un culebrón de primera. El reportaje de la revista '¡Hola!' ya es para enmarcar, especialmente la sesión de fotos enseñando carne y tinta a espuertas. Después está el tema de cómo han gestionado esta información secreta las familias respectivas. De la banda Constanzia Flores no tenemos noticias, o mejor dicho no son tan jugosas como las de la sección Campos. Terelu, principalmente, personaje mediático de primera categoría y flamante proyecto de abuela. Digamos que su estampa, horas antes de la salida a la luz de la portada, no era un himno a la alegría.
Tampoco el padre, el menos mediático Alejandro Rubio, demuestra mucha emoción por el estado de gestación de la niña. Considera que es demasiado joven con 24 años, y que ya se lo ha dicho a ella a la cara. Sus respuestas, educadas pero evasivas, transpiran rechazo por todo este circo. Por cierto, que el ex de Terelu ha dejado caer que la relación con la presentadora es inexistente. Y que le pregunten a ella cómo se siente. Ya pueden imaginar que no será feliz como unas castañuelas. Eso sí, seguro que la pillan fumando compulsivamente. Este mal hábito la acompaña siempre, a pesar de las neumonías y sustos respiratorios que sufre a menudo, y que había jurado erradicar. Ni mucho menos. Terelu fuma. Y fuma. Y fuma.
Bueno, no es la única. Alejandra Rubio ha adquirido este vicio materno, y ni siquiera el hecho de estar esperando una criatura para el mes de diciembre la hace cambiar de opinión. Está de 3 meses y medio, un tiempo lo bastante importante como para tomar decisiones. Ella, todo lo contrario. Sigue apurando cigarrillos, absorbiendo nicotina, alquitrán y productos nocivos para ella, pero especialmente para el feto. El pasado lunes, cuando nadie fuera del entorno intimísimo de Rubio conocía el embarazo, asistió a la misa funeral para recordar a la abuela María Teresa. De allí, con todo el clan familiar, fueron a un local de copas. En la terraza, la futura madre fumaba tan ricamente. Pasó desapercibido, pero ahora resulta una imagen vergonzosa. Una que se ha repetido, e incluso multiplicado.
Al día siguiente de la portada, la pareja ha ido a parar a Ibiza, a relajarse en un yate tras embolsarse 85.000 euros por la exclusiva. Fenomenal. Ella, estupendísima en bikini y vestido de ganchillo; él dispuesto a hacer deportes acuáticos bajo la atenta mirada de su nueva novia. Los paparazzis los han retratado en muchas y varias acciones y actitudes, pero solo un digital (Vanitatis) ha publicado la escena en la que Alejandra vuelve a fumar, a escondidas. Pensaba que colaría, que sería más lista que los fotógrafos, pero no es así. Y la han cazado. La tozudez es espeluznante. También inquieta. Este embarazo promete. Ya verán.