La relación entre Alejandra Rubio y Carlo Costanzia atraviesa su momento más delicado desde que comenzaron su historia de amor. Aunque la pareja ha demostrado públicamente una fuerte conexión emocional, en la intimidad, la realidad es bien distinta. Alejandra vive con el miedo constante de que Carlo se derrumbe por completo, incapaz de soportar la presión judicial que pesa sobre sus hombros. El hijo de Mar Flores está “muy tocado”, según fuentes cercanas, y ella teme que su estado anímico termine afectando de forma irremediable su relación y su propio equilibrio personal.

La angustia de Alejandra no es gratuita. La Fiscalía solicita una dura pena para Carlo en un proceso que involucra a su padre y a sus hermanos, lo que agrava aún más la situación. No se trata únicamente de una amenaza legal: es el peso emocional de ver a su familia directamente salpicada, con una posible condena que amenaza con marcarles de por vida. Carlo, que siempre ha intentado mantener una actitud desafiante y resiliente, se muestra cada vez más frágil, aislado y sobrepasado por los acontecimientos.

La colaboradora de televisión, que está atravesando un momento profesional ascendente, vive una contradicción diaria. Por un lado, intenta mantener su imagen pública, su agenda de trabajo y su papel como figura mediática; por otro, en la intimidad, lucha por sostener a un compañero que se encuentra al límite. “Tiene miedo de que se le venga todo encima, de que no aguante más y termine estallando”, confiesa una persona cercana a Alejandra.

El entorno de la joven asegura que ella está poniendo todo de su parte para que Carlo se sienta respaldado y protegido. “Le escucha, le anima, le acompaña a todas partes. Está haciendo de pareja, de psicóloga y de escudo contra el mundo”, añaden. Pero esa entrega no está exenta de coste. Alejandra está comenzando a sentir el desgaste emocional de convivir con una persona que atraviesa una tormenta interna tan intensa, y que cada día parece más distante de aquel joven carismático y rebelde que la conquistó.

Carlo evita hablar públicamente del proceso judicial y prefiere guardar silencio

La situación se complica aún más porque Carlo evita hablar públicamente del proceso judicial y prefiere guardar silencio. En privado, sin embargo, sus confesiones a Alejandra son cada vez más alarmantes. Ella teme que, si finalmente se confirma una sentencia desfavorable, él no sea capaz de gestionarlo y caiga en una espiral de autodestrucción. “Sabe que Carlo es una bomba de relojería emocional y que está al límite”, aseguran desde el círculo más cercano a la pareja.

La pareja, en el ojo del huracán 

Mientras tanto, la presión mediática no ayuda. Cada movimiento de la pareja es escrutado por la prensa del corazón, y cualquier gesto o declaración se convierte en noticia. Alejandra ha optado por el silencio en los últimos días, evitando hablar de su relación en televisión y reduciendo al mínimo su exposición en redes sociales. “Está protegiendo su mundo, intentando salvar algo que ella aún cree que tiene futuro”, explican las mismas fuentes.

Por ahora, la joven vive con el miedo constante de que todo se rompa de golpe: la relación, la salud mental de Carlo, e incluso su propia estabilidad emocional. Alejandra Rubio, que ha crecido bajo los focos y sabe lo que es lidiar con la presión mediática, nunca se había enfrentado a una tormenta de esta magnitud. Ahora, más que nunca, se aferra al amor como tabla de salvación, aunque teme que ni siquiera eso sea suficiente para salvar a Carlo de sí mismo.