Bicicletas, runners, patinetes eléctricos... A menudo en las ciudades hay que ir con un ojo en frente y otro detrás si no quieres llevarte un trompazo cuando quieres cruzar el semáforo o cuando sales de casa. Añadan ahora otro peligro: los perros sueltos. O mejor dicho, los propietarios de los perros que los dejan sueltos. Y quien lo ha sufrido en su propia piel ha sido el empresario y colaborador de TV3 y de RAC1, Alejandro López-Fonta.
En la tertulia de este lunes de El món a RAC1, Jordi Basté saludaba a sus colaboradores desde la distancia, en Nueva York, antes de las elecciones en los Estados Unidos. Màrius Carol, Antonio Baños, Pilar Rahola y un López-Fonta a quien el presentador le pregunta, sólo empezar: "¿Estás bien, Alejandro?". Enseguida hemos entendido por qué a él le ha preguntado eso: "No. Estoy mal porque ayer fui embestido por un perro y tengo roto el peroné". Los compañeros de tertulia no pueden esconder una carcajada. "Ríete, ríete," dice López-Fonta con deportividad. "Era un perro como un tráiler, era un perro enorme. Mala suerte tuve, pero bueno...". Rahola y Baños todavía ríen. Basté moja pan: "claro, el verbo 'embestir', un perro y Alejandro López-Fonta, que no es un filiprim, para que nos entendamos...".
El tertuliano da más detalles: "Yo estaba caminando por el Paseo Marítimo con mi hija, en la subida que va hacia el Hotel Vela, y de repente, paaaam, un golpe fuertísimo en la pierna derecha, abajo de todo, y ya no pude levantarme". Interviene Màrius Carol para hacer de defensor del pueblo y animar a López-Fonta a que ponga en problemas al propietario del perro: "¿Quiere decir que el perro iba sin correa, eh? ¿Y quiere decir que tiene un amo?". "Sí, iba en bicicleta al lado", apunta al afectado. "Bien, pues tiene un problema si quieres que tenga un problema. No, no, es que yo creo que estas cosas..., oye, quien la hace, la paga"... López-Fonta reflexiona: "Tienes razón... se paró un momento, yo estaba en el suelo y se marchó. Después vino la Guardia Urbana y lo buscaron. Tienen mi teléfono". Conclusión, mientras buscan al perro y a su propietario: peroné roto y seis semanas de yeso.