El hijo de Ana Obregón murió en Barcelona en mayo de 2020. Aless Lequio tenía 27 años, una novia catalana, Carolina, toda la vida por delante pero un maldito cáncer de huesos. La quimioterapia le hizo perder el pelo pero no las ganas de tener una familia. Carolina Monje, su pareja, ha reconocido en la prensa que Aless congeló su esperma con la intención de tener hijos con ella cuando superara el cáncer. Lo congelaba por si la quimioterapia lo dejaba estéril. Pero Ana Obregón ha cogido estas muestras del banco de semen y ha inseminado a una mujer cubana en Florida para hacer de vientre de alquiler y parir a su hija/nieta, Ana Sandra. La polémica está servida. El que sabe toda la verdad, el padre del muerto, no abre la boca a pesar de cobrar por hablar en El programa de AR. El relato lo controla Ana Obregón que acaba de publicar el libro de su hijo, El chico de las musarañas, donde repite la frase que, supuestamente, le dijo Aless en el lecho de muerte sobre tener hijos post-mortem.
El libro narra la versión de Ana Obregón sobre lo que pasó: : "La última voluntad de Aless fue la de traer un hijo suyo al mundo. Así nos lo pidió a sus padres una luminosa mañana de finales de abril: 'Mamá, papá... Si me pasa algo, acordaos de la muestra que dejé en el laboratorio de Nueva York. Quiero tener hijos, aunque ya no esté. Es mi deseo. Prometedme que lo vais a hacer... Por favor'. Durante tres años he guardado en secreto tu testamento, ese pacto que hicimos en el hospital que solamente sabíamos tu padre, tus tías y yo. He luchado sola en silencio para conseguir lo imposible y esa ilusión me ha perdonado la vida cada día de mis tres años de duelo por ti. Te prometí que te salvaría y no pude cumplirlo. Te juré en el hospital que cumpliría tu última voluntad, y ese milagro se ha hecho realidad". La tercera pata, la viuda de Aless, dice lo contrario, que el chico quería tener hijos con ella si superaba el cáncer. Nada de la niña post-mortem.
Hay otro capítulo del libro que resulta dramático y corrobora lo que todos los seguidores de Ana Obregón se temían durante los 3 años de luto: que Ana no está bien y que le rondaba la voluntad de suicidarse. Ella misma confirma en su libro que se quiso matar con un método definitivo arrojarse desde un séptimo piso: "Salí al balcón. Un séptimo piso, la decisión era firme. Me empiné sobre la barandilla que no era muy elevada. Saltar hacia el abismo era mi única opción para seguir viviendo". Qui va impedir la mort va ser el pare del difunt, Alesandro Lequio: "Ana, por Dios, abre la puerta. Tienes algo importante que hacer. ¿Recuerdas lo que nos pidió Aless, su última voluntad?. Tu padre nunca supo que, en ese momento, tu última voluntad me salvó la vida. Se enterará leyendo estas páginas. Juro que en ese instante mi acto lo veía como una salvación, pero quiero dejar claro que el suicidio no es jamás una opción, ni en la peor de las tragedias que puedas vivir. Es una cobardía".
El libro ya está a la venta y aparece el número 1 de la lista de los más vendidos. Muchos por Sant Jordi querrán ver a una madre enloquecida por la muerte prematura de su hijo y cómo ha gestionado tanto dolor. Es la versión de Ana Obregón. La versión de Aless solo la sabe él. Y no queda claro que pueda descansar en paz.