Este fin de semana Ana Sandra Lequio Obregón ha recibido el sacramento del bautismo. La madre-abuela más famosa se presentó en la ceremonia disfrazada de Barbie, rodeada de sus familiares directos, amigos incondicionales y con una escasa representación de personas que, de alguna manera, tenían relación con el padre de la niña de 9 meses, el difunto Aless Lequio. Por ejemplo, el padrino, Giaccomo Ugarelli. Un amigo del joven fallecido con 27 años víctima del cáncer, y que accedía a representar este papel tras la negativa de otro amigo, que pasaba del tema. Que no iba. Básicamente como otro miembro importante, sobre el papel, de esta trama: el abuelo, Alessandro Lequio.
El Condelé hace meses que lo advierte, y lo que es más significativo, no ha cedido ni un milímetro en su postura: Ana Sandra no es su nieta. No se considera como yayo del bebé, y punto. Las diferentes tentativas de Anita para ablandarlo y conseguir su implicación han sido rechazadas de manera férrea por el colaborador de la factoría Ana Rosa Quintana. Cuando Lequio dice no, es no. Y no cambiará, porque la relación entre los antiguos amantes y padres de Aless es inexistente: "No es que se llevan mal, es que no se llevan nada, no hay mala relación; es que no hay ninguna", aseguran en 'Informalia' citando fuentes próximas a Ana Obregón. No hay que decir, evidentemente, que la actriz y presentadora no le perdonará esta afrenta. Una más en el batallón de 'haters' de Alessandro.
La ausencia de Lequio en el bautismo ha provocado otra afiliación a este club de no fans del aristócrata italiano. Le ha servido a la hija de una de las personas bajo bombardeo mediático más intenso: Bárbara Rey. Su hija Sofía ha pasado por 'Espejo Público' de Susanna Griso, cumpliendo su papel habitual: portavoz y defensora a ultranza de su madre. Especialmente a raíz de las cuchilladas del otro hermano, Ángel, contra la vedette. Este es un escándalo con sello Telecinco, que ha pagado una fortuna para obtener el testimonio más salvaje, pero Antena 3 moja pan y de qué manera cuando conviene. Hace unos días era la propia Bárbara la que insinuó, en el programa de Sonsoles Ónega, de quienes son las manos negras detrás de todo: Borja Prado, expresidente de Telecinco e hijo del administrador de Juan Carlos de Borbón, amante de la de Totana y objeto de un chantaje en el cual utilizaba a su hijo con 12 años. Lequio, fiel a su estilo, se ha dedicado durante semanas a destrozar a Bárbara, a Ángel y al sursum corda. "Incesto", llegó a exclamar Lequio. Sofía se la tenía guardada.
'Mí Sofi': Para tener ese abuelo, preferiría no tener ningún abuelo. Deja muchísimo que desear. A mí no me gusta juzgar, pero como él lo hace con todos nosotros, y de la manera menos empática". Gema López, ex de 'Sálvame' y actualmente al frente de la sección rosa de la Griso, le recordaba que Alessandro tiene derecho a mantenerse al margen de este alboroto. Cosa que ha acabado por detonar la bomba que llevaba dentro: "Pues que se mantenga al margen de otras muchísimas cosas, que no tiene ni puñetera idea de comentar, y que tenga un poquito más de respeto, educación y empatía. No puede haber más maldad en una persona a la hora de comentar. Violencia verbal". Hablaba, evidentemente, de su legendaria lengua viperina, que libera en los platós de Quintana. "Puedo ser muy crítica con él si me da la gana. ¿Por qué trabaja este señor ahí? Este señor juzga a mi madre, pero si no fuera familia de quién es, igual no estaría ni sentado en ese sofá". Habla, evidentemente, de los Borbones. Pero no contenta con este sopapo, ponía sobre la mesa otro tema, considerado tabú: "A lo mejor si no hubiera vendido fotos con Mar Flores traicionándola, metido en una cama con ella en una portada de Interviú, tampoco estaría ahí". Un episodio famosísimo, pero silenciado hasta el punto de que las imágenes no se pueden mostrar. El combo completo. No hay balas de fogueo.